SAN BARTOLOMÉ
ALBANO ROE
1642 d.C.
21 de enero
Fue uno de los
numerosos mártires de entre clérigos y laicos de toda
condición, (del simple cura o fraile al alto prelado, del
humilde pueblerino al adinerado aristócrata), que padecieron por
la fe católica en la Inglaterra de los siglos XVI y XVII, aunque
en honor a la verdad hay que indicar que el martirologio inglés
ciertamente no tiene su inicio en la persecución azuzada por
Enrico VIII desde 1535 con el cisma de Inglaterra ni tampoco concluye
al final del reinado de Carlo II en el 1681, realmente da inicio en el
tiempo de Diocleciano y se acrecienta durante las invasiones de los
anglosajones y los normandos.
El «Acta de Supremacía» de 1534 hace
definitiva la separación de Inglaterra de Roma; proclamado por
lo tanto al rey como único jefe de la iglesia inglesa, al mismo
tiempo se legisló para que quienquiera que se negase a reconocer
la supremacía espiritual del rey pudiera ser culpable de alta
traición y como tal ser condenado a morir, buscando de ese modo
esconder el motivo religioso bajo el móvil político.
Así tuvo inicio un largo baño de sangre de la Inglaterra
católica que duró casi siglo y medio.
Los primeros mártires fueron un grupo de cartujos
londinenses ejecutados el 4 de mayo de 1535 por cuanto prefirieron
subir sobre el cadalso antes que renegar la fe de sus padres y negar
obediencia espiritual al romano pontífice.
Albano Bartolomé Roe nació en Suffolk en el
1585 y realizó sus estudios en Cambridge. Fue convertido al
catolicismo por las respuestas de un preso católico que
él quiso convertir al protestantismo. Entonces dejó el
suelo patrio y se licenció en teología en el Colegio
Inglés de Douai en Francia, que el futuro cardenal Guillermo
Allen fundó en la 1568 con la intención de formar
jóvenes sacerdotes que luego regresarían a su patria para
intentar convertir de nuevo a los que abrazaron el anglicanismo; con la
misma intensión fue transformado, en 1578, el antiguo Colegio
Inglés de Roma, siempre bajo el auspicio de Allen, y que
mereció ser conocido como “Seminarium martyrum”: todos
sabían que a el retorno de aquellos jóvenes
presbíteros a Inglaterra equivalía a una sentencia de
muerte.
Emitida la profesión en el 1612 y ordenado
sacerdote, Bartolomé Roe volvió a su patria, pero fue
detenido muy poco tiempo después. Estuvo cinco años en la
cárcel siendo liberado en 1623 gracias a la intervención
del embajador de España, pero fue desterrado. No se dio por
vencido, y después de pocos meses volvió a Inglaterra.
Traicionado, fue encarcelado de nuevo, ejerció el ministerio
sacerdotal entre los compañeros de prisión.
Después de algún tiempo le fue concedido el permiso de
salir libremente de la prisión lo que él aprovechó
para realizar su apostolado. Fue descubierto y condenado a muerte.
Subió al cadalso el 21 de enero1642. En el monasterio de
Downside se mantiene un paño mojado con su sangre.