SAN BARDÓN DE
MAGUNCIA
11 de junio
1049 d.C.
Nació en Oppershofen, en el seno de una antigua familia de la
nobleza, emparentada con la emperatriz Gisela, mujer de Corrado
II. Fue educado en el monasterio de Fulda, donde se hizo
benedictino, y se distinguió por su humildad, el amor hacia el
prójimo y la prontitud ante el sacrificio, virtud que, ya
presente en su natural tranquilo, él no dejó de
desarrollar con perseverante ejercicio. Su abad lo nombró pronto
decano y después preboste de Neumünster. Aquí fue
conocido por el emperador Corrado II, que tuvo una grata
impresión de él y en el 1029, le nombró abad de la
abadía imperial de Werden en el Ruhr; en el 1031, le
nombró abad de Hersfeld, que había quedado vacante y, en
el mismo año, fue nombrado arzobispo de Maguncia.
Este nombramiento no gustó al clero de la corte,
que no estaba dispuesto a tolerar que un monje de aspecto mezquino y
que no mostraba tener cualidades particulares, estuviera al mando de la
primera sede episcopal del Imperio. Algunos, lo tuvieron como un hombre
inepto, con el que se podía mangonear, entre estos estaba
Erquembaldo, podesta de la ciudad, que hizo pasar al santo horas
amargas. A pesar del desprecio del que era objeto, Bardón
llevó a cabo y de forma ejemplar sus deberes de príncipe
del Imperio y en el 1040 tomó parte en la guerra contra los
bohemios. Pero su ocupación predilecta fue siempre la
atención hacia los pobres y los necesitados: en Maguncia
conocía todos por su nombre y todos tenían libre acceso a
su casa. Los titiriteros ambulantes encontraron en él un
protector, no porque aprobase su trabajo, sino porque tenía
compasión de su condición de ambulantes. Tal era su
generosidad que regaló una moneda de oro al guardia que, una
noche lo confundió con un ladrón a causa de la oscuridad
de la iglesia, y lo había apaleado duramente. El santo
tenía el hábito de orar durante toda la noche, antes de
que empezaran las vigilias. No se tienen noticias que se hubieran
incrementado las arcas de la diócesis de Maguncia durante su
gobierno, pero se sabe que completó la construcción de la
catedral y la consagró solemnemente en 1036. Gozó siempre
de fama de pastor celoso y de ilustre predicador tanto como para ser
equiparado a san Juan Crisóstomo. Una prueba de su elocuencia es
el sermón para la fiesta de san Juan Evangelista, iniciado sobre
el versículo "In conspecto eius nubes transierunt", en el que
Cristo es equiparado al sol y los santos a las nubes y a las estrellas.
Su austeridad era tanta, que el Papa beato León IX, la
consideró demasiado severa y le ordenó mitigarla.
Después de asistir al sínodo presidido por el beato
León IX en 1049 en Maguncia, Bardón murió en
Dornloh en Paderborn.