Nació en
Lugduni, en Forez en la Galia. Cerrajero o herrero de Lyon, que
vivía con una gran piedad; la pequeña fortuna que
consiguió, como no estaba casado, ni tenía hijos,
adoptó a los pobres como hijos, y les consiguió comida,
alojamiento y les regalaba ropa. Fue distinguido por el abad de San
Justo, que lo retuvo en su monasterio. Fue dirigido espiritualmente por
el abad de San Sulpicio de Lyon, Vivencio, abrazó la vida
religiosa, regalando su fortuna a los pobres; la vivió
plenamente en el servicio del altar como subdiácono en Lyon
hasta su muerte. Por humildad no quiso ser sacerdote.
Su nombre aparece
en todos los martirologios después del siglo VII, sus reliquias
se conservaban con veneración en el monasterio de San Justo en
Lyon, hasta que fueron dispersadas por los hugonotes en el siglo XVI.
Sólo en la iglesia de San Galmier (Loire) se conservan los
huesos de su brazo. Patrón de los cerrajeros.