SAN ARNULFO DE SOISSONS
14 de agosto
1087 d.C.
Nació en Tydeghen en Flandes, en el seno de una familia de la
nobleza. Después de servir en los ejércitos de los reyes
de Francia: Roberto y Enrique I, ingresó en la abadía
benedictina de San Medardo en Soissons; fue recluso bajo la obediencia
del abad. Fue nombrado abad a pesar de su resistencia; su
enérgico gobierno le acarreó enemigos, por lo que, con el
beneplácito del rey, fue destituido y volvió a su vida
retirada. En 1087, fue obligado a aceptar el obispado de Soissons, pero
al poco tiempo renunció por los problemas que le creó el
anterior obispo, Ursone, que había sido depuesto. En 1083, se le
propuso el obispado de Vienne, y lo rechazó.
Fue enviado por el Papa San Gregorio VII a pacificar los
territorios de Flandes, gobernados por el conde Roberto, Arnulfo
recorrió toda la región predicando el evangelio y
recompuso la armonía entre el conde y sus vasallos. Radbodo,
obispo de Noyón, en agradecimiento le entregó la iglesia
de Saint Pierre en Oudenburg, fundada por san Ursmaro y Arnulfo
fundó la abadía benedictina de Oudenbourg en Flandes,
donde estuvo dos años, y después volvió a
Soissons, pero no logró establecer el orden dentro de su
diócesis; decidió abadicar y se retiró a
Oudenbourg como recluso. Estalló de nuevo una revuelta en
Flandes y se le pidió su intervención para restablecer la
paz; pero, pocos días después murió. Arnulfo fue
un pacificador, que alternó su responsabilidad del disputado
gobierno eclesiástico con el refugio de la paz monástica.