SAN AREDIO
591 d.C.
25 de agosto
Nació en Limoges en el seno de una familia de la nobleza, y fue
educado por el abad de Vigeois, Sebastián. Sirvió durante
un tiempo en la corte de los francos del rey de Austrasia, Teodeberto
I. Luego fue a Tréveris, donde fue canciller; aquí
llamó la atención del abad Nicecio, del cual
resultó discípulo, por lo que finalmente decidió
entregarse a la vida eclesiástica, recibiendo la tonsura.
A la muerte de su padre volvió a Limoges,
recibió su herencia y rentas, que dedicó a la
fundación de iglesias y la adquisición de reliquias de
mártires y santos. Abad fundador de la abadía de Attane
en el Limousin, que más tarde se le dio su nombre, como al
pueblo de Saint-Yrieux que se desarrolló en torno a ella; este
cenobio fue fundado bajo una regla sacada de las de Casiano, Basilio y
otro abades que instituyeron la vida monástica. Confió la
administración del monasterio a su madre, Pelagia. Fue famoso
por sus viajes misioneros por la Galia, visitando asiduamente las
tumbas de los santos, especialmente a la de san Martín de Tours.
Por el hecho de no haber permanecido siempre dentro de los
muros del monasterio, tuvo mucha relación con personajes
importantes de su época: tuvo contacto con Santa Radegunda,
fundadora de monasterio de la Santa Cruz en Poitiers; fue estrecho
amigo del poeta san Venancio Fortunato; participó de una
misión diplomática junto al rey de Austrasia Gurtram
Boso. Murió en su monasterio de Attane el 25 de agosto del 591.
Las noticias sobre su vida provienen de san Gregorio de Tours,
contemporáneo del abad, entresacadas de su «Historia
Francorum». Su culto se ha restringido a los calendarios locales.