SAN APOLINAR DE RAVENA
20 de julio
81 d.C.
Nació probablemente en Antioquía, en la actual
Turquía, en la época de mayor auge del Imperio Romano,
apenas después de la muerte de Jesús. Según la
tradición, San Apolinar fue uno de los principales
discípulos del Apóstol san Pedro. Cuando san Pedro se
trasladó a Roma para fundar ahí la Iglesia, san Apolinar
lo habría acompañado hasta la capital del Imperio; aunque
parece que este dato es un intento de darle origen apostólico a
la iglesia de Rávena.
Durante el reinado del
emperador Claudio, san Apolinar recibió la comisión de
viajar al norte de Italia como embajador de la fe para empezar a
evangelizar y a ganar adeptos para el cristianismo. San Apolinar se
convirtió así en el primer obispo de Rávena, cargo
que ejerció durante veinte años. Se le ha atribuido el
poder de curar a los enfermos en el nombre de Cristo, y de haber
realizado otros milagros. La relativa tranquilidad de su labor
apostólica cambió con el ascenso al trono imperial de
Vespasiano, en 69, quien cuenta con el dudoso honor de haber organizado
las primeras persecuciones con lujo de crueldad contra los cristianos.
Por su cargo y sus
actividades en Rávena, san Apolinar fue perseguido
inmediatamente. Sufrió muchísimo en su episcopado para
desterrar el vicio y las intrigas entre su propia comunidad y los
paganos. Algunas fuentes cuentan que fue capaz de escapar hacia
Dalmacia, donde habría predicado el Evangelio y habría
puesto fin milagrosamente a una hambruna.
Otros autores dicen
que debido a las muchas conversiones que logró en su ciudad
natal, el santo fue desterrado por las autoridades; entonces San
Apolinar fue a predicar a Bolonia, pero de nuevo tuvo que partir al
exilio y durante la travesía, naufragó en las costas de
Dalmacia, donde fue maltratado por predicar el Evangelio. Apolinar
volvió tres veces a su sede, y otras tantas fue capturado,
torturado y desterrado nuevamente. Vespasiano publicó un decreto
por el que condenaba al destierro a todos los cristianos; san Apolinar
consiguió esconderse algún tiempo, pero fue descubierto
por el pueblo quien lo golpeó hasta dejarlo muerto. San Pedro
Crisólogo, el más ilustre de los sucesores del santo, lo
calificó de mártir, y añadió que Dios
preservó la vida de Apolinar durante largo tiempo para bien de
su iglesia, y no permitió que los perseguidores le quitasen la
vida. Sovrevivió siete días a las persecuciones paganas
serenamente aceptadas, como única víctima por la
salvación de sus hijos espirituales. No murió
mártir, pero si sufrió muchos tormentos y por ello se le
considera mártir.
Sobre su tumba, en Rávena, se edificó siglos más
tarde la célebre Basílica de San Apollinare in Classe, de
tres naves, consagrada en 549. Más tarde, en el siglo IX, fue
construida también ahí la iglesia de San Apollinare Nuovo.