SAN ANTONIO
MARÍA
ZACCARÍA
5 de julio
1539 d.C.
Nació en Cremona. Su padre, Lázaro Sacaría,
descendía de una noble familia genovesa. Fue educado en la fe
por su madre, Antonieta Pescaroli, que había quedado viuda con
sólo 18 años, y que había rechazado las segundas
nupcias para dedicarse a su hijo único. En su juventud hizo voto
de celibato y luego renunció a los bienes paternos en favor de
su madre; estudió con 15 años, Filosofía en
Pavía y, por indicación de su madre, Medicina en Padua.
Aquí tuvo como amigo a Serafín de Fermo, famoso
canónigo lateranense. Volvió en 1524 a Cremona como
médico para dedicarse así al servicio de los enfermos,
ejerció la medicina durante cuatro años y en el tiempo
libre se dedicó al apostolado catequético en la iglesia
de San Vital. Aquí nació un grupo de amigos para la
difusión del Evangelio.
Cuando vio las enfermedades de las almas en aquellos
tiempos del paganismo renacentista y del protestantismo, su director
espiritual, el dominico fray Bautista de Cremona, le aconsejó
que estudiase Teología y se le ordenó sacerdote a los 26
años (1528) en la iglesia de San Vital, teniendo ya un beneficio
en la iglesia de San Jorge. Dedicado por entero a su ministerio
sacerdotal, comenzó a juntar en torno a sí a seglares
deseosos de más intensa vida cristiana. Fue a Milán en
1530 en el séquito de la condesa Luisa Torelli, de la que fue
capellán; y allí encontró la sociedad de la
"Eterna Sabiduría" que ocupaba el centro de la religiosidad
milanesa pretridentina, y junto con otros dos compañeros laicos:
Bartolomé Ferrari y Antonio Moriglia, fundó, en el mismo
año, un movimiento renovador que culminaría en Trento: la
nueva congregación de la Orden de Clérigos Regulares de
San Pablo (Barnabitas) en el convento de San Bernabé de
Milán. La congregación fue reconocida por Clemente VII en
1533, y tenía por finalidad la promoción de la reforma
del clero y de los laicos. Fundó junto con la condesa de
Guatalla, Luisa Torelli, la congregación femenina colateral,
llamada de las Angélicas de San Pablo Convertido, que
tenía por finalidad la reforma de todos los monasterios
femeninos, bajo la regla de san Agustín, y aprobada por Pablo
III e 1535; fueron las primeras monjas autorizadas para salir de la
clausura y realizar su apostolado entre las mujeres. También
fundó una institución para laicos casados, llamada los
Laicos de San Pablo, cuyo fin era reformar la sociedad, santificar los
matrimonios y elevar espiritualidad de las familias.
Las constituciones de la congregación masculina
fueron formuladas definitivamente en 1579 y revisadas por san Carlos
Borromeo, tras varias tentativas para no anexionarla a los jesuitas o
al Oratorio de san Felipe Neri. Antonio no quiso fundar una
congregación ni de monjes ni de religiosos, sino de
apóstoles (a modo de san Pablo) destinados a predicar y
administrar los sacramentos, con la pretensión de contrarrestar
a la propaganda luterana. Supo superar con valentía las
incomprensiones y persecuciones, hasta ser rehabilitado después
de dos procesos incoados contra él (1534-1537), que
acompañaron los primeros pasos del Instituto. Las
críticas le llevaron a decir “Deberíamos amar y sentir
compasión por quienes se nos oponen, dado que se dañan a
sí mismos y a nosotros nos hacen bien…”. Molestaba sus
penitencias públicas, y sobre todo que fueran hechas por hijos
de nobles. No faltaron algunas absurdas insinuaciones de falsa piedad,
superstición y herejía de la que se tachaba de doctrina
de fray Bautista de Cremona al que seguían.
En 1537, el cardenal de Milán, Ridolfi, lo envió en
misión reformadora a los monasterios, cárceles y
hospitales de Vicenza, donde reformó el monasterio de las
Arrepentidas de Santa María Magdalena, el de las benedictinas de
San Silvestre.
A Zaccaría se le puede considerar como el precursor
de san Carlos en la reforma católica. Cuando Carlos Borromeo
entró en Milán en 1569, encontró ya a los
barnabitas en plena actividad desde hacia años. Decía:
"Es propio de los grandes de corazón, querer servir sin
recompensa, combatir sin dinero y seguridad". "Avanzad siempre. Aspirar
a lo más perfecto". "Consagrad todo vuestro tiempo libre a
entreteneros con el crucifijo. Hablad a Jesús en la cruz de todo
lo que os pasa, y pedirle consejo, para vosotros y para los otros".
También Antonio será conocido como el gran apóstol
de la comunión frecuente y de las 40 horas eucarísticas
de adoración. Murió a los 37 años en Cremona,
entre los brazos de su madre. Fue canonizado el 27 de mayo de
1897 por el Papa León XIII.