SAN ANTONIO
MARÍA PUCCI
12 de enero
1892 d.C.
Natural de Poggiole di Vernio en Florencia. Ingresó en los
servitas en 1837 del archicenobio de Santísima Annunziata de
Florencia. Fue ordenado sacerdote en 1843 en la iglesia de San Salvador
de Florencia. Fue enviado a Viareggio como coadjutor de la parroquia de
San Andrés, y al cabo de tres años fue nombrado
párroco de esta parroquia, ministerio que
desempeñó con toda fidelidad durante cuarenta y cinco
años, hasta su muerte, dando ejemplo de una vida santa y llena
de actividad pastoral, entregado totalmente a Dios y al pueblo que le
había sido confiado. No obstante la intensidad de su apostolado,
nunca desatendió el estudio, y así, obtuvo el grado de
maestro en sagrada Teología.
Durante varios
años fue prior del convento de Viareggio y prior de la provincia
toscana, cargos que ejerció con admirable prudencia y acierto, a
pesar de las adversas circunstancias: el poder político y las
leyes de la época eran hostiles a las órdenes religiosas
y a los institutos de vida común. En el desempeño de los
cargos de prior conventual y provincial, recordando las palabras de San
Agustín. Prefirió ser amado a ser temido por los frailes,
feliz de servir con la caridad más que de dominar con el poder.
Se distinguió
por la humildad, el riguroso dominio de la lengua, el trato habitual y
familiar con Dios, el amor a la pobreza. Se hizo yodo para todos, a fin
de ganar a todos para Cristo. Ayudaba siempre a los necesitados,
ofreciéndoles incluso sus vestiduras; con razón fue
llamado "padre de los pobres". Como fiel ministro del sacramento de la
penitencia, dedicaba cada día muchas horas al bien de las almas.
Sus ocupaciones cotidianas eran trabajar por la conversión de
los pecadores, consolar a los afligidos, perdonar las ofensas
recibidas, extinguir los odios y enemistades, devolver la paz a las
familias, asistir solícita y paternalmente a los enfermos y
moribundos. La máxima prueba de caridad hacia el prójimo
la dio con ocasión de una epidemia de cólera: durante dos
años apenas se concedió descanso alguno y, sin velar por
su salud, se consagró día y noche al cuidado de los
afligidos y enfermos. El Señor le concedió varios
carismas, principalmente el don de escrutar los corazones y el don de
curación; algunas veces fue arrebatado en éxtasis y
experimentó el fenómeno de las levitaciones.
En 1849 fundó para
los jóvenes la Congregación de la doctrina cristiana y la
Compañía de San Luis. Reformó el Alma
Compañía de María Santísima de los Dolores,
fundada en 1844, a la que redució su vida exclusivamente
fraternal para hacerla más activa en la actividad pastoral de
las parroquias. En 1882 fundó una Congregación de madres
cristianas para aproximarlas a la vida parroquial. En 1853,
Fundó en su parroquia y dirigió con notable prudencia un
grupo de Hermanas Siervas de María, cuya finalidad era la
educación cristiana de las jóvenes. Para fomentar la vida
cristiana instituyó numerosas asociaciones para niños y
jóvenes, para hombres y mujeres; promovió las
conferencias de san Vicente de Paúl, recientemente introducidas
en Italia desde Francia, e incrementó el apostolado a favor de
las misiones.
Fue el primero que proyectó y llevó a cabo una "casa" en
la costa marina para alojamiento y atención de los niños
de endeble salud. En la realización de toda su obra pastoral fue
sostenido y animado por su amor al santísimo Sacramento y a la
Virgen de los Dolores, a quien consagró solemnemente su
parroquia. Introdujo también las Pontificias obras misioneras e
instituyó la Hermandad de la Misericordia. Después de
socorrer a un enfermo murió de una pulmonia en Viareggio. Se le
conoció como "el curita" y tuvo fama de santidad. El cuerpo de
Antonio María Pucci es venerado en la basílica de San
Andrés de la ciudad de Viareggio, Italia. Fue canonizado
por San Juan XXIII el 9 de diciembre de 1962.