SAN ANTONINO FANTOSANTI
7 de julio
1900 d.C.
Antonino nació en el barrio de Santa
María in Valle en Treviso (Perugia); de constitución
débil y natural tímido, fue enviado a la escuela de los
franciscanos, en el cercano convento de San Martí. Con 16
años ingresó en esta Orden en el convento de la Spineta
en Todi, cambiando su nombre por el de Antonino. Después del
año de noviciado, estudió en Spoleto e hizo la
profesión solemne en 1862; fue ordenado sacerdote en Roma en
1865.
Dos años
después marchó como misionero a China con otros
misioneros franciscanos entre ellos san Elías Facchini, que
morirá mártir dos días después de
él. Al llegar a China, tuvo que dejar el hábito
franciscano y vestir como los habitantes del país,
aprendió el idioma y tomó el nombre de Fan-hoae-te, en
1868, con otro fraile subió hacia el Alto Hu-pè, meta del
campo apostólico que le habían asignado. Pasó
siete años de intensa actividad apostólica, marchando
entre las varias comunidades católicas entre Scian-kin y
He-tan-kon, este periodo fue sereno e intenso de conversiones;
aprendió tan bien la lengua china que fue llamado “maestro
europeo”.
Después fue
enviado a la ciudad de Lao-ho-kow, centro fluvial de gran importancia;
aquí desarrolló su misión con tanta delicadeza que
la misión fue centro de contacto con personajes más o
menos ilustres. En 1870 fue nombrado Vicario General del nuevo
Vicariato Apostólico del Alto Hu-pè. Fue consagrado
obispo y en el 1878 fue nombrado Administrados Apostólico.
Organizó un horfelinato, recogió ayudas que venían
de Europa distribuyéndolas en ropa, comida, medicinas y
él mismo contrajo la peste ayudando a los enfermos, pero se
curó. Su trabajo fue muy apreciado por las autoridades civiles y
convirtió a muchos. Construyó el gran templo de
Hu-pè. En 1888, después de 20 años de
misión, exhausto regresó a Italia durante ocho meses. Al
año siguiente regresó a China y fue nombrado Vicario
Apostólico de Hu-nan Meridional.
Estos últimos
once años fueron intensos en emociones y celo apostólico.
Realizó varias visitas pastorales. Fue acusado por paganos
interesados y contrarios al cristianismo, varias veces y tuvo que
soportar persecuciones pero no dejó de edificar, restaurar y
embellecer iglesias y lugares de culto.
En el 1900, comenzó la persecución de los boxers,
apoyados por los emperdores, contra los cristianos y sus lugares de
culto. El sacerdote franciscano san Cesidio Giacomantonio fue quemado
vivo. Nuestro santo, junto al padre fray san José María
Gambaro y cuatro cristianos marchó a auxiliar a sus fieles.
Murió lapidado junto con José María Gambaro, en
Hen-Chow-Fou en Hunan meridional (China), por una multitud de personas.