SAN ANTIMO
11 de mayo
303 d.C.
Presbítero y mártir en Roma. Nació en Bitinia en
Nicomedia, fue sacerdote y predicó en Roma. Prisionero una vez,
sanó milagrosamente al procónsul Piniano, por
intercesión de su mujer Lucina; este hecho llevó a la
conversión de toda la familia del procónsul, que no
sólo liberó a los prisioneros cristianos sino que
además los escondió. Capturado por segunda vez, fue
tirado al río Tíber. Los soldados lo encontraron orando y
lo decapitaron. Junto a él, pero lapidados en Ósimo de
las Marcas, murieron: Sisinio, Dioclecio y Florencio. También se
unen a su leyenda: Máximo, Basso y Fabio. Mártires en
Roma, durante la persecución de Diocleciano.
Faltonio Piniano estaba casado con Anicia Lucina, bisnieto del
emperador Galieno, fue enviado por los emperadores Diocleciano y
Maximiano como proconsul en Asia. Allí enfermó y su mujer
para lograr la curación acudió a los cristianos que
estaban en prisión. Entre ellos se encontraba el sacerdote
Antimo, el diácono Sisinio y Máximo, Basso, Fabio,
Dioclecio y Florencio. Antimo le aseguró que curaría si
se convertía al cristianismo como así hizo.
Piniano liberó a todos los cristianos que pudo,
escondiéndoles en sus propiedades que tenía en Sabina y
en Piceno. Un terreno en Ósimo fue entregado a Sisinio,
Dioclecio y Florencio, los cuales, tres años después,
porque no quisieron sacrificar a los dioses fueron lapidados por el
furor del pueblo. Antimo, escondido en una villa de Piniano, en la
vía Salaria, como curase a un sacerdote del dios Silvano y
destruyera la estatura de esta divinidad, fue acusado al
procónsul Prisco que ordenó tirarlo al Tíber con
una piedra al cuello de lo que salió indemne. Fue decapitado
poco tiempo después y fue sepultado en el oratorio donde oraba a
menudo.
Máximo, heredero de su celo apostólico, fue
degollado poco tiempo después. Basso, que animaba a los fieles
para que afrontasen las duras pruebas con valor, fue arrestado, al
rechazar sacrificar a Baco y Ceres, fue masacrado por el pueblo en el
mercado de Forum Novum. Fabio, fue entregado al consul, y
después de ser torturado, fue decapitado en la susodicha
vía. Piniano y Anicia Lucina murieron de muerte natural en Roma.