SAN ANSELMO DE
CANTERBURY
(Doctor de la Iglesia)
21 de abril
1109 d.C.
Nació en Aosta en el Piamonte. Su padre Gandulfo, gobernaba con
autoridad y severidad la noble familia; su madre se llamaba Ermemberga,
fue quien le educó en las virtudes cristianas. Educado por los
benedictinos, pidió ingresar en la Orden. Pero era el
primogénito, y el padre le prohibió entrar en el
convento. Anselmo sufrió hasta enfermar, pero no
convenció a su progenitor. Repuesto buscó distraciones,
pero no la consolación, en la vida mundana. Lleno de vitalidad y
curiosidad parecía que nada le importase, pero en cambio
escondía un secreto tormento que le llevaron, a los 22
años, después de la muerte de su madre, dejar ocultamente
el castillo paterno en Aosta para poder seguir su vocación
religiosa.
Huyó a Francia y luego a Normandía, donde
entró en la abadía de Le Bec, poniéndose bajo la
dirección de su compatriota el abad san Lanfranco de Canterbury
(1059). En 1060, se le ordenó sacerdote. Después del
nombramiento de san Lanfranco como abad de Caen, Anselmo fue elegido
prior y más tarde abad de Le Bec (1078), donde destacó
como predicador y reformador de la vida monástica. En este
período compuso sus mejores obras: "Monológion" y
"Proslógion". Sus escritos filosóficos y
teológicos le valieron el título de Doctor de la Iglesia.
Intentó demostrar la existencia de Dios, por medio de la prueba
ontológica. También defendió la realidad
teológica de la Inmaculada Concepción.
Viajó a Inglaterra y tuvo el favor de los reyes
Guillermo el Conquistador y Guillermo el Rojo. En el 1093,
sucedió por imposición a su amigo san Lanfranco, como
arzobispo de Canterbury. Como obispo defendió ante las
presiones, la libertad de la Iglesia. En el concilio nacional de
Westminster de 1102, consiguió que se aprobara una
resolución en la que se prohibía esclavitud. Las
paradojas de su personalidad son profundas; así el monje
piadosísimo, dulce y humilde, será de hierro en la
enconada pugna con los reyes ingleses Guillermo II y Enrique I por la
cuestión de las investiduras; fue desterrado en dos ocasiones,
una de ellas en 1097, regresó a Inglaterra en el 1100,
después de la muerte de Guillermo II el Rojo, y, como alguien ha
dicho, retrasó en varios siglos la separación de Roma. En
el 1098, participó en el concilio de Bari y a petición
papal resolvió dudas teológicas de los obispos
italo-griegos. Su pensamiento espiritual expresa: "Hombre deleznable,
olvida las fatigas que te abruman, ocúpate un instante de Dios y
busca en El tu reposo. Entra en la morada de tu corazón y arroja
de ella todo lo que no sea Dios; todo lo que no te ayude a buscarlo.
Cierra primero los ojos; para abrirlos bien después". "Quiero
comprender algo de la verdad que mi corazón cree y ama, no
quiero comprender para creer, sino que creo para poder comprender". Fue
canonizado por Alejandro III el 9 de junio de 1163.