SAN ANSBERTO DE ROUEN
9 de febrero
695 d.C.



   Nació en Rouen en el seno de una familia de la nobleza; su padre, un caballero de nombre Siwin, era consejero del rey Clodoveo II. Fue educado como un caballero. Novio de santa Angradema de Beauvais, renunció a casarse con ella. Canciller en la corte de Clotario III; pero no soportando por más tiempo la atmósfera disoluta del palacio, en el 673, dejó secretamente la Corte y se hizo monje en Fontenelle cuando era abad san Wandregisilo. El santo abad le regañó porque había dejado su puesto, con lo cual volvió a palacio y le pidió permiso al rey que se lo concedió. Ordenado presbítero por san Audoeno, sucedió a éste en el episcopado de Rouen en el 684. Predijo al príncipe Teodorico III que sería rey de Francia.

   A pesar que era un estudioso de los textos sagrados no desdeñó nunca los trabajos manuales. A la muerte de san Wandregisilo, fue elegido abad san Lamberto de Lyon, primo de santa Angradema y con el cual Ansberto estaba muy ligado. Después san Lamberto fue elegido obispo de Lyon y Ansberto fue elegido como tercer abad del monasterio. Este nombramiento llenó de gozo a los monjes que agradecieron a Dios que les hubiera dado un superior tan bueno. Ansberto gobernó sabiamente la abadía, haciéndose amar más que temer. Cuidó de las necesidades espirituales y materiales del monasterio. Hizo construir una hostería para 12 pobres ancianos a los que les dio todo lo necesario. Construyó otros dos alojamientos para pobres a los que daba de comer. Construyó la biblioteca de la abadía. Fue conocido por su profunda humildad y caridad. Fundó una abadía en Douzère, en el Delfinado. Fue confesor del rey Teodorico III.

   Cuando san Audoeno murió, a pesar de sus protestas fue elegido, por aclamación popular, obispo de Rouen. San Lamberto lo consagró. Como obispo fue celoso y humilde, ocupándose de los pobres; restauró iglesias, colocó los restos de Audoeno en la iglesia de San Pedro. Concedió privilegios a la abadía de Fontenelle. Escribió un libro titulado "Quaestiones".

   Mientras tanto Francia se vio envuelta en una guerra civil en la que se reconoció a Teodorico III como soberano único y legítimo de todos los reinos francos aunque tuvo que ceder el poder a Pipino de Héristal, nombrado mayordomo de palacio y dux y príncipe de los francos. Algunas personas malévolas acusaron a Ansberto de favorecer a los enemigos de Pipino: Varato y Gilimer. Pipino le expulsó de su diócesis y le confinó en el monasterio de Hautmont en el Sambre, donde pudo volver a su vocación ascética, su fama de santidad se difundió por todo el territorio. Después de algún tiempo Pipino se dio cuenta de su error y le pidió que regresase a Rouen, pero Ansberto le pidió que le exonerase del cargo y que le dajase ser enterrado en la abadía de Fontenelle. Algunos días después murió y sus restos fueron transportados a Fontenelle. Sus restos fueron quemados por los hugonotes en el 1579.

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(Pbro. José Manuel Silva Moreno)