SAN ANFILOQUIO DE
ICONIO
23 de noviembre
403 d.C.
Nació en Capadocia. Era primo de san Gregorio Nacianceno.
Compañero de estudios de san Basilio de Capadocia; fue un
importante abogado en Constantinopla, y profesor de Retórica.
Abandonó la capital del imperio por dificultades financieras y
se trasladó a Nacianzo, para vivir tranquilamente y cuidar a su
padre anciano. San Basilio le encargó combatir el arrianismo en
Capadocia.
Arzobispo de Iconío en el 374, nombrado, a pesar de su
resistencia, por san Basilio. Su padre se quejó ante san
Gregorio, porque con el nombramiento de su hijo le faltaría sus
cuidados, y el santo le respondió que no tuvo nada que ver con
su nombramiento y que también se resentiría con su
ausencia. Anfiloquió combatió a los herejes macedonistas,
contra los que escribe una obra sobre el Espíritu Santo que fue
alabado por san Jerónimo, y que dedicó a Basilio.
Pronunció un discurso en el funeral de san Basilio.
En el 376, presidió el sínodo de Iconío, para
condenar la herejía macedonia que negaba la divinidad del
Espíritu Santo. También estuvo presente en el I Concilio
Ecuménico de Constantinopla en el 381, cuando esta
herejía fue condenada. En el 394, asistió al
sínodo de Side, en Panfilia, en el cual fueron condenados los
mesalianos, que decían que la oración era el único
medio de salvación. Intentó de todo para que el emperador
Teodosio promulgara las Actas del Concilio de Nicea
contra el arrianismo y que les negara la posibilidad de reunirse. El
soberano en un principio se negó, porque consideraba demasiado
severa esta medida, pero el santo obispo le convenció para que
promulgara una ley que declaraba ilegales las asambleas públicas
como privadas de los arrianos. Su amigo san Gregorio lo describe como
heraldo de la verdad y obispo irrepensible. Su padre testificó
que muchos enfermos se curaron por su intercesión.