SAN ANDRÉS
CORSINI
6 de enero
1374 d.C.
Se dice que su madre,
Gema degli Stracciabende, antes de dar a luz a su hijo, había
tenido un sueño en el que daba a luz a un lobo, como
premonición de lo que luego sería la vida de
Andrés. Según la leyenda era popular en Florencia, su
ciudad natal, por sus disipadas costumbres. Iracundo, dilapidador, dado
al juego, a la caza y a los amoríos, todo un ejemplo de vida
irregular, borrascosa. Pero un día de 1318, el hijo descarriado,
después de una fuerte discusión familiar, se
convirtió tan fulminantemente que ingresó en el convento
de los carmelitas de Florencia, donde su madre oraba por su hijo. Desde
entonces aquel trueno paso a ser el fraile más humilde y manso
de la ciudad, que iba a pedir limosna por las calles en medio de las
burlas de sus antiguos compañeros. Vivió una autentica
vida de penitencia. Fue consagrado sacerdote en 1328, y la leyenda dice
que después de haber estudiado Teología en París,
regresó con el título de Doctor en Teología y se
convirtió en secretario de su primo, el cardenal Corsini.
Con el tiempo,
según la leyenda fue prior del convento del Carmen de Florencia,
pero en realidad fue prior Provincial de Toscana en 1347 al estallar la
peste, y su reputación de santidad llego a ser tan grande que el
papa Clemente VI lo nombró obispo de Fiesole (1349), ante lo
cual, creyéndose indigno, huyó horrorizado de Florencia y
fue a refugiarse en una cartuja de la que tuvieron que sacarle casi a
la fuerza (hecho que también entra en los anales de la leyenda).
Andrés Corsini
fue un buen obispo, curiosamente con buena mano, adicto a la Sede
Apostólica y entregado totalmente a su diócesis;
destacó por su atención a los pobres, sus visitas
pastorales, su enorme piedad hacia los más débiles y su
arte en apaciguar conflictos y reconciliar los corazones llenos de
odio. Fue llamado por el Papa como su legado para imponer la paz en
Bolonia. Murió en Florencia, en la iglesia de Santa María
del Campo, residencia de los obispos de Fiesole, un 6 de Enero. Sobre
su tumba se gravó este epitafio: “Admirable por el ejemplo de su
vida y de su elocuencia”.
Inmediatamente, por la voz del pueblo fue proclamado
santo, y el Papa Urbano VIII lo canonizó solemnemente en 1629.
En 1737, el papa Clemente XII lo añadió al calendario
general de la Iglesia occidental. Su fiesta se celebra el 9 de Enero en
el Carmelo y el 6 de Enero en la Iglesia universal. Copatrono de
Fiesole y de la Orden de los carmelitas.