SAN ANDRÉS
AVELINO
10 de noviembre
1608 d.C.
Se
llamaba Lancillotto. Nació en Castronuovo di Sant’Andrea
(Potenza) y fue educado por sus padres, Juan Avellino y Margarita
Apelli, con gran esmero, infundiéndole una gran piedad. Su
tío, arcipreste en Senise, le enseñó los primeros
estudios y se fue ejercitando en el apostolado catequético con
los adolescentes de la parroquia. Estudió Humanidades y
Filosofía en Venecia y, vuelto a casa, decidió su
vocación eclesiástica y recibió la
ordenación sacerdotal en 1545, aspirando a una prebenda.
Doctorado en Derecho civil y canónico en Nápoles, se le
escapó una mentira en defensa de un pleito; y recordando
una frase de la Sagrada Escritura "la lengua que miente, mata su alma"
renunció a la abogacía. Pero no por ello su
conversión fue total.
Unos ejercicios
espirituales, predicado por el jesuita español, el padre
Laínez, fue para él su segunda conversión. El
teatino, el beato Juan de Marinoni le dirigió espiritualmente.
Fue encargado por el arzobispado de reformar en Nápoles el
famoso monasterio femenino de San Arcángel de Baiano que
había entrado en decadencia. Puso en ello tal celo que acabo
agredido por las monjas y aquellos que tenían intereses en que
no se llevase acabo las reformas, y cuando ya estaba medio muerto, fue
acogido por los clérigos teatinos del convento de San Pablo el
Mayor de Nápoles. Ingresó en la congregación de
clérigos regulares de San Cayetano (Teatinos), cambiando su
nombre por el de Andrés; tuvo como maestro de novicios al beato
Pablo Burali de Arezzo. Hizo voto de adelantar cada día en la
virtud; resistiendo continuamente a los impulsos de la voluntad y no
deteniéndose nunca en el camino de la virtud.
En 1559 realizó una peregrinación a Roma, y a su regreso
recibió el nombramiento de maestro novicios en el convento de
San Pablo de Nápoles, cargo que ejerció durante 10
años. Luego fue superior del mismo convento durante tres
años, durante los cuales creó el primer instituto
teológico de la Orden. En 1570 pasó a ser vicario de la
casa de San Calimero de Milán y allí colaboró con
san Carlos Borromeo, y fue uno de los grandes hombres de la
contrarreforma en Italia. Fue nombrado superior de la nueva casa de
Piacenza, acabada de fundar por su nuevo arzobispo, el beato Pablo
Burali de Arezzo.
Estando en Génova por razones pastorales, tuvo un encuentro con
la mística agustina sor Bautistina Vernazza, hija del inspirador
de los hospitales de incurables, a quien expuso su deseo de retirarse
de la actividad apostólica, pero ella le disuadió
totalmente, por lo que nuestro santo, continuó ejerciendo su
apostolado y aceptó ser superior de varios conventos de su
Orden. En 1582, tras 10 años de apostolado en Lombardía,
se retiró a Nápoles, y dos años después fue
elegido superior de las dos casas teatinas de la ciudad. En el tumulto
que hubo en la ciudad en 1558 por la carestía de víveres,
él fue el pacificador de las turbas, y puso a disposición
de los necesitados los recursos de los teatinos. Después de
medio siglo de apostolado, una apoplejía le fulminó al
iniciar la Misa. San Andrés fue canonizado en 1712 por el
papa Clemente XI. Desde 1969 su culto se ha limitado a los
calendarios locales.