SAN ANDRÉS,
APÓSTOL
30 de noviembre
Siglo 60 d.C.
Oriundo de Betsaida (Galilea), a orillas del lago de Genesaret. Hijo de
Jonás de Betsaida y hermano de san Pedro; y se de dedicaba a la
pesca; Andrés fue discípulo de san Juan Bautista, con
quien conoció al apóstol san Juan. Con Juan fue el
primero que siguió a Jesús. Por este motivo los griegos
le llaman "protocleto" (primer llamado). Tenía una casa en
Cafarnaú donde Jesús se alojaba cuando iba a predicar por
la zona. Tenía el don de la oportunidad y siempre estaba donde
tenía que estar. Un día, Andrés presenció
el bautismo de Jesús y se quedó impresionado. Pasaron
unas horas y Andrés le dijo a Cristo: "Señor,
¿dónde vives?". Jesús le contestó: "Ven
conmigo y lo verás". Y se pasó con él todo el
día. Acabada aquella larga entrevista, Andrés le dijo a
su hermano Simón: "He hallado al Mesías". Y
cogiéndole del brazo se lo llevó donde estaba el Maestro
(Jn 1, 35-42). Andrés y Simón volvieron a sus redes. Un
día Jesús se acercó a la orilla del lago
Tiberíades y les dijo: "Venid en pos de mí y os
haré pescadores de hombres" (Mt 4, 18-20). Y al instante lo
dejaron todo y lo siguieron. Era la vocación definitiva.
Perteneció al grupo de los Doce apóstoles que siguierona
Jesús, y gozó de un prestigio particular en la comunidad
primitiva como indica el evangelio de Juan.
Una antigua tradición popular, no ducumentable, decía que
predicó en Grecia, Escitia, la actual Rusia, este apostolado es
tan fabuloso que a lo sumo podría admitirse que hubiera estado
en Ucrania; pero se pretendió que había llegado a Roma
por la “ruta de los varegos”, pasando por Kiev, un itinerario que
supera los límites de la credulidad. Al tiempo que predicaba en
Escitia, un ángel se le apareció y le dijo: “Ve hacia
Mateo”. Fue milagrosamente guiado hacia Etiopía donde el
apóstol Mateo había sido cegado y metido en
prisión. Las puertas de la cárcel se abrieron ante
él, se arrodilló junto al mártir, se puso a orar,
y al punto sus ojos reventados volvieron a abrirse a la luz. Cumplida
su misión, llegó a Grecia y luego a Asia Menor, donde
consumó una serie de milagros. Expulsó de la ciudad de
Nicea siete demonios metamorfoseados en perros, y en Tesalónica
apagó un incendio. Encarcelado por el procónsul Quirino,
gobernador de Macedonia, que lo acusaba de incitar a la
destrucción de los templos y de convertir a las gentes fue
arrojado a las fieras, que lo respetaron. Cuando visitó el
Peloponeso en Patras, que gobernaba el procónsul Egeas,
curó a su mujer, Maximila. No obstante Egeas, quien le
reprochaba que predicase la desobediencia al emperador, hizo que los
martirizaran.