SAN AMANDO DE BURDEOS
18 de junio
431 d.C.
San Delfín, obispo de Burdeos, le ordenó corno sacerdote
y le retuvo consigo para el servicio de su iglesia. Desde un principio,
Amando desplegó un gran celo para glorificar a Dios. Se le
conoce porque convirtió, instruyó y bautizó a San
Paulino de Nola. Hubo una gran amistad entre ellos. Con frecuencia le
escribía san Paulino y, por las cartas que aún se
conservan, sabemos que tenía una muy alta opinión de su
piedad y sabiduría.
Sucedió a San Delfín en el 404, como obispo de Burdeos.
Renunció algunos años más tarde, en favor de San
Severino; pero éste murió, e inmediatamente se le
rogó para que ocupase su antiguo puesto. «Si
queréis ver obispos dignos de Dios», escribió san
Gregorio de Tours, citando las palabras de san Paulino,
«sólo tendréis que mirar a Exuperio de Toulouse, a
Simplicio de Vienne, a Amando de Burdeos...».