SAN AMADEO DE LAUSANA
1159 d.C.
27 de agosto
Nació en el castillo de Chatte del Delfinado. Cuando
tenía ocho años, su padre, el beato Amadeo de Clermont,
señor de Hauterive, tomó el hábito religioso en la
abadía cisterciense de Bonnevaux. El santo fue al mismo convento
a proseguir su educación, pero al poco tiempo pasó, con
su padre, a Cluny. Después sirvió en la Corte del
emperador Enrique V.
En 1125, se hizo monje en Claraval cuando era abad san
Bernardo, que en 1139, le envió como abad a Hautecombe en
Saboya. El monasterio había adoptado la reforma apenas cuatro
años antes y sus finanzas se hallaban en un estado lamentable.
Amadeo animó a la comunidad a soportar gozosamente esas
dificultades adicionales, y con una administración cuidadosa,
logró sacar al monasterio del mal paso.
En 1144, se vio obligado a aceptar, por orden del Papa
Lucio II, la sede de Lausana, donde se encontró pronto envuelto
en luchas con los nobles y fracasó en su intento de persuadir al
emperador Conrado para que acudiese en ayuda del Papa contra Pierleone.
Cuando Amadeo III, duque de Saboya, partió a la segunda Cruzada,
Amadeo fue nombrado corregente con Humberto, el hijo del duque. Cuatro
años antes de su muerte, Federico Barbarroja le hizo canciller
de Borgoña. Como obispo enseñó a los
jóvenes con su ingenio, formó un clero puro y piadoso y
ensalzó a María en sus sermones. Nicolás, el
secretario de san Bernardo, habla en términos muy elogiosos de
la virtud de este activo prelado. Su antiquísimo culto fue
aprobado en 1903 por el Papa Pío XI.