SAN ALVITO DE LEON
8 de noviembre
1063 d.C.
San Alvito,
llamado también Aloyto ó Aloito, sucedió en el
gobierno de la Iglesia de León al santo Obispo Cipriano. No
consta si nació en el mismo reino de León, o en el de
Galicia; el maestro Sarmiento se inclina a esto último, y a que
descendía de los Arias y de Doña Aldonsinda, la hermana
de San Rudesindo. El ser muy frecuente en aquellos tiempos este nombre
hace que por sólo él no pueda averiguarse quien fue el
Santo, y mucho menos su profesión, y los empleos que tuvo antes
de ser promovido a la dignidad episcopal. Acaso era éste el
diácono Alvito que como notario firmó en León una
escritura de Don Fernando el I y su mujer Doña Sancha en la era
de 1081. Créese comúnmentw que profesó la vida
monástica en el monasterio de Sahagún. El maestro Risco
hace ver que Alvito, Obispo de León, era distinto de Alvito el
que era abad de Sahagún por los años de 1059.
San Alvito abad del monasterio de Samos fue promovido al
Obispado de León el año 1057. Hizose esta elección
no por muerte sino por renuncia de su antecesor Cipriano. En su tiempo
fue restaurada por Don Sancho el Mayor la silla episcopal de Palencia,
y se le restituyeron sus antiguas posesiones, que en gran parte se
habían agregado a la de León en el reinado de Don
Ordoño II.
De la muerte de nuestro Santo en Sevilla, y de la
revelación que de ella tuvo San Isidoro, hablaremos el
día 20 de diciembre, en la noticia de la Traslación de
las reliquias de San Isidoro a la ciudad de León. Luego que se
sintió enfermo, conociendo que iba a cumplirse lo que el Cielo
le había manifestado, encomendó la traslación del
cuerpo de San Isidoro a Ordoño, Obispo de Astorga, y al
conde Don Nuño y a los demás señores del reino que
con él habían ido a Sevilla; y al séptimo
día de su enfermedad entregó el alma a Dios.
Su cuerpo fue llevado con el de San Isidoro a León.
Ambos fueron recibidos de los reyes, del clero y del pueblo con la
debida solemnidad: el de San Alvito fue depositado en el templo de
Santa María de Regla, sede antiquísima de él y de
sus predecesores. En el manuscrito antiguo de la vida de San Isidoro,
que se conserva en la santa iglesia de Toledo, se dice que a esta
iglesia fue llevado el cuerpo de San Alvito en un caballo de carga sin
guiarlo nadie, y que esto lo dispuso Santo Domingo, el abad del
monasterio de Silos, que se hallaba entonces en León, para
apaciguar la reyerta de aquellos ciudadanos acerca del templo donde
había de colocarse aquel tesoro.
Colocáronlo al lado del Evangelio. En el año
1164 abrieron su sepulcro, y lo trasladaron a otra caja. En 1527 estas
santas reliquias fueron colocadas en alto a la misma parte del altar
mayor. De lo cual y de dos milagros que hizo Dios por los
méritos de su Siervo el día de su traslación,
quedó memoria en la piedra que cubría su sepulcro
antiguo, y se conserva metida en la pared de la capilla dedicada a los
Santos Mártires Fabián y Sebastián.
Aunque la santa iglesia de León no reza San Alvito,
le ha venerado siempre como Santo, y le hace el mismo obsequio que al
Obispo Don Pelagio, cuyo cuerpo está en el lado opuesto,
incensando a ambos en los oficios divinos, a Misa, vísperas y
maitines. No se sabe fijamente el día de la muerte de nuestro
Santo, aunque consta que vivió hasta fines del año 1063.
En los libros antiguos de meses o calendarios de la santa iglesia de
León se pone el tránsito de San Alvito el día 5 de
septiembre.