SAN ALTMANO DE PASSAU
8 de agosto
1091 d.C.
Nació en Westfalia, en el seno de una noble familia.
Estudió en la escuela catedral de Paderborn, donde fue maestro.
Fue preboste del capítulo de Aquisgrán, y fue
capellán de Enrique III y de la emperatriz Inés.
Tomó parte en 1064, junto con los obispos de Maguncia y Bamberg
y muchos otros del reino, en una peregrinación a Tierra Santa.
Fue nombrado obispo de
Passau en el 1065, y se convirtió en pionero de la reforma
gregoriana; fundó según la regla de San Agustín
los monasterios de San Nicolás de Passau hacia el 1067, y de
Göttweig en el sur de Austria, hacia el 1075, y donde sería
sepultado; reformó los monasterios de San Floriano y de San
Hipólito y participó en la fundación de
Rottenbuch. Para reconducir también los monasterios benedictinos
a la vida regular importó el modelo de la reforma gorziana de
Kremsmünster y en Melk. Quiso imponer el celibato al clero
secular, pero no pudo a causa de la oposición de ellos. Sostuvo
la autoridad de san Gregorio VII contra Enrique IV y fue expulsado de
su sede, pero continuó teniendo una gran influencia en toda
Alemania, al ser nombrado legado papal y colaboró con el abad
san Guillermo de Hirsau. No pudo regresar a Passau, y fue acogido por
el margrave Leopoldo II de Austria que le dio auxilio. Educó a
Leopoldo III de Austria "el Bueno". Participó en la
consagración de la iglesia abacial de Lambach por insistencia de
su amigo san Adalberón de Würzburgo. Murió en
Zieschmauer. Nunca fue formalmente canonizado, pero su
culto fue aprobado por Bonifacio VIII en el 1300 y por Alejandro VI en
1496.