SAN ALEJANDRO DE
CONSTANTINOPLA
336 d.C.
28 de agosto
Alejandro
contaba ya con setenta y tres años cuando fue elegido obispo de
Constantinopla (317-336) sucedió a San Metrófanes.
Combatió el arrianismo. Se dice que participó como
presidente en el I Concilio de Nicea, pero parece que no es cierto y
que se equivoca con otro Alejandro. Tomó posiciones contra
Arrio, que según escribió san Gregorio Nacianceno, lo
llamó "jefe de la impiedad". El año 336, Arrio
entró triunfalmente en Constantinopla. Llevaba una orden del
emperador para que Alejandro le admitiese a la comunión. Se
cuenta que el santo patriarca se encerró entonces en la iglesia
a orar, junto con Santiago de Nísibis, para que Dios lo
iluminara en el momento en que aquel hereje se aproximase a comulgar.
Como quiera que haya sido, la víspera de la recepción de
Arrio en la iglesia, el heresiarca falleció repentinamente. Los
cristianos vieron en ello una intervención divina debida a las
oraciones de Alejandro.
Tenemos pocas noticias de él, se sabe que gozó de
un gran prestigio moral y espiritual. Poco después de su
elección, el emperador Constantino organizó una
reunión de teólogos cristianos y filósofos
paganos: pero, como todos los filósofos quisiesen hablar al
mismo tiempo, la reunión se convirtió en un desorden.
Entonces, Alejandro les aconsejó que eligiesen a los más
autorizados de entre ellos para exponer su doctrina. Cuando uno de los
oradores estaba en la tribuna, el santo exclamó: "En el nombre
de Jesucristo, te mando que te calles". Según se dice, el pobre
filósofo perdió el habla hasta que Alejandro se la
devolvió. Este prodigio impresionó más a los
filósofos que todos los argumentos de los cristianos. El antiguo
Martirologio decía "Por el poder sus oraciones (las de
Alejandro), Arrio, condenado por el juicio de Dios se partió por
el medio y le salieron la vísceras".