SAN ALDO
10 de enero
Siglo VIII d.C.
De
este santo se conoce muy poco, ni siquiera el lugar y fecha de
nacimiento. Parece que vivió en el siglo VIII, cuando la
humanidad estaba amenazada por el islamismo. Se conoce sí el
lugar de su sepultura: en Pavía, primero en la capilla de San
Columbano y después en la basílica de San Miguel.
Una antigua tradición nos lo presenta como carbonero y eremita
en Carbonaria, cerca de Pavía. Como san Aldo se encuentra
incluido en los Martirologios de la Orden benedictina, se
supone que fue monje en Bobbio, el famoso monasterio fundado por san
Columbano en el año 614.
Los monjes irlandeses
de san Columbano no llevaban una vida eremítica en sentido
estricto, pero el ermitaño se alejaba temporalmente de los
hombres para dedicarse a la oración y llenar la soledad exterior
con la presencia alegre de Dios. Pero no se alejaba de la comunidad a
la que edificaba con el ejemplo de su vida devota y con la caridad.
Podemos, pues, pensar
que San Aldo fue una magnífica mezcla del espíritu
benedictino y del espíritu que llevaron los fervorosos
misioneros que llegaban de Irlanda, la "isla bárbara" que se
transformó en "isla de santos" por el extraordinario
florecimiento del cristianismo.
San Columbano
había llevado a Europa un oleaje de nueva espiritualidad. Es
decir, se había producido un movimiento inverso al que
había llevado la Buena Noticia a Irlanda. Decenas de monjes y
ermitaños irlandeses, convertidos en "peregrinos por Cristo", en
un maravilloso intercambio evangélico, de evangelizados se
convirtieron en evangelizadores. Solamente
conocemos a este Santo gracias a los Bolandistas. Anacoreta italiano,
probablemente cerca de Pavía, donde se venera, pero se desconoce
la época, quizás entorno al año 1.000.