SAN ALBERTO DE PONTIDA
1095 d.C.
2 de septiembre
En
Póntida, en el territorio de Bérgamo, en
Lombardía, santos Alberto y Vito, monjes. El primero,
después de posponer armas y honores mundanos por seguir a
Cristo, fundó un monasterio en la propia ciudad según las
costumbres cluniacenses, y el segundo gobernó dicho monasterio.
Alberto era un noble caballero del Bergamasco que
descendía de la familia de los Prezzati. Víctima de una
herida en un lance, prometió que si se curaba se haría
religioso. Al sanar marchó en peregrinación a Compostela
y después se estableció en Pontida donde fundó,
hacia 1079, el monasterio de San Giacomo que ofreció a san Hugo,
segundo abad de Cluny, pues quería seguir esta reforma. Pero
para aprender a conocer la espiritualidad de Cluny, se marchó a
Francia, viviendo como novicio, en la abadía cluniacense. El
monasterio de Pontida fue encargado a otro religioso ejemplar: beato
Vito de Pontida, que antes de ser monje, ostentó el cargo de
conde de Donoratico. Alberto volvió a Pontida, después de
cinco años de aprendizaje. Gobernó los destinos del
monasterio hasta su muerte en 1095; le sucedió en el cargo Vito
que fundó entre Cecina y Piombino, la abadía que lleva su
nombre. Murió en Pontida en 1096.
Sus reliquias, fueron conservadas en la iglesia del
monasterio de Pontida hasta el 1373, cuando fue destruída por un
incendio, fueron trasladas a la iglesia de Santa Maria Maggiore de
Bergamo y finalmente en el 1911 regresaron a Pontida. Los martirologios
benedictinos fijaron la fiesta de los dos santos el 5 de
septiembre.