SAN AGUSTÍN
ERLANDSSON
26 de enero
1188 d.C.
Eystein Erlendsson nació en Rasvoll, en las cercanías de
la ciudad de Nidaros (actualmente Trondheim). Era hijo de Erlend
Himalde. Pertenecía a una familia noble y acaudalada de Noruega,
emparentada con poderosas familias, entre ellas con los descendientes
del rey Harald I. Cursó sus primeros estudios en Nidaros, pero
poco después marcharía al extranjero, muy posiblemente a
Francia, donde habría contactado con la Orden de San
Agustín. En ese tiempo utilizó el nombre latino de
Augustinus (Agustín), un nombre de sonido similar, pero en
ningún modo equivalente a Eystein. De regreso a Noruega,
trabajaría como funcionario del rey Inge I, en el que
encontraría un fuerte apoyo. Fue párroco en Konghelle, en
la rivera del río Göta. El primer arzobispo de Nidaros, Jon
Birgisson, murió en 1157, y con el apoyo del rey, Eystein fue
elegido como el sucesor, alrededor de 1158 o 1159.
Eystein
emprendió un viaje a Roma, donde recibiría el palio de
manos del Papa Adriáno IV, pero la muerte del pontífice y
las relaciones turbulentas entre el nuevo papa Alejandro III y el
emperador Federico Barbarroja evitaron que el viaje llegara a su
destino. En ese viaje, Eystein permaneció un tiempo en la
Abadía de San Víctor de París, el monasterio
agustino donde probablemente había estudiado. Al igual que los
agustinos, Eystein fijó una postura de apoyo al papa, y en 1160
logró recibir el palio.
En Noruega
mostró una actividad política destacada. Fue un apoyo
importante para la elección de Magnus Erlingsson como nuevo
monarca en 1163, y él personalmente se encargaría de
coronar al soberano en Bergen, la primera coronación de la que
se tiene historia. Mediante el apoyo del legado papal, Eystein
logró fortalecer los lazos entre el monarca y la Iglesia, y la
sumisión de aquél ante el Papa. Eystein colaboró
en la redacción de una ley que fortalecía tanto al poder
monárquico como al eclesiástico.
Realizó varios
escritos eclesiásticos, entre ellos varias revisiones a las
leyes clericales de tiempos de san Olav II, y mantuvo una constante
correspondencia con el Papa. Se lo considera también como el
autor de un proyecto sobre los cánones religiosos en Noruega,
llamado "Canones Nidrosienses", y el autor del libro "Passio
et miracula beati Olavi" (Vida
y milagros de san Olaf), un documento que enriquece la
hagiografía de san Olav y que habría sido escrito entre
1160 y 1180.
Una de sus acciones
fue instaurar el celibato del clero, que aún no era una
característica de todos los miembros de la Iglesia en Noruega, y
en ese sentido apoyó el establecimiento de la Orden de San
Agustín en el país, que fundó los monasterios de
Kastelle, en Konghelle, y Helgeseter, en Nidaros. También se
cree que el obispo apoyó la fundación del primer
monasterio cisterciense, Munkeby ved Levanger, en Trondelag.
Realizó visitas a los obispados noruegos dependientes de Nidaros
con el fin de mantener la disciplina clerical, y se dedicó a la
fundación de numerosas iglesias. Su poder eclesiástico y
político se reflejó en el hecho de que tenía a su
disposición un propio cuerpo militar (hird) que se encargaba de
su protección personal. No sólo disponía de los
bienes del arzobispado, sino también de una cuantiosa fortuna
que había heredado.
Su apoyo a Magnus le
costó con el tiempo la enemistad con Sverre Sigurdsson y los
birkebeiner, durante el período de las guerras civiles. Sverre
aspiraba a fortalecer el poder monárquico por encima de la
Iglesia, algo inaceptable para el arzobispo. Cuando Sverre
controló la mayor parte de Noruega, el obispo Eystein tuvo que
salir del país y exiliarse en Inglaterra en 1180. Recibió
el apoyo del rey Enrique II, y viviría en Bury St.Edmunds, en
Suffolk (1181-1182), y posteriormente en Lincoln hasta 1183.
Regresó a
Noruega durante el verano de 1183, en espera de que Magnus pudiese
vencer a Sverre. Tras la derrota definitiva de Magnus en 1184, Sverre
se convirtió en gobernante de toda Noruega, y el arzobispo no
tuvo más remedio que iniciar conversaciones con el nuevo
soberano.
Sus restos fueron sepultados, de acuerdo a su propia voluntad, en la
sala capitular de la Catedral de Nidaros, que él había
embellecido. Desde el verano de 1229, el arzobispo Eystein fue
reconocido como un santo por los obispos noruegos reunidos en asamblea
en Nidaros, y su cuerpo fue colocado en un relicario. Se buscó
la anuencia del papa Gregorio IX para realizar una canonización
formal, pero ésta nunca se llevaría a cabo. En 1241
falleció el papa y poco después el Vaticano ordenó
la creación de una comisión investigadora. En total se
crearían cinco comisiones, pero ninguna llegaría a buen
término. De cualquier modo, Eystein fue venerado como un santo
local en la Catedral de Nidaros, donde se ha señalado que
existió una capilla en su honor. Su culto fue ensombrecido por
el de san Olav -cuyas reliquias en la catedral eran motivo de
peregrinaciones masivas-, y no llegó a calar profundamente entre
el pueblo noruego. Sus reliquias permanecieron en la catedral hasta la
reforma protestante, cuando su tumba fue profanada y su lujoso
relicario fundido y transportado a Dinamarca. Recientemente, en 2001,
el Vaticano ha reconocido su festividad, que se celebra por la Iglesia
Católica de Noruega. Tiene culto local.