SAN AGUSTÍN DE
CANTERBURY
27 de mayo
605 d.C.

Inglés de nacimiento. Era monje y prior de la abadía de
Sant’Andrea del monte Celio, cuando el Papa, san Gregorio Magno, le
envió, con 40 monjes eruditos, para la evangelización de
Inglaterra (596) (con el fin de "convertir anglos en ángelos"
según el juego de palabras del Pontífice), donde el
cristianismo de los orígenes había sido subsumido por el
paganismo de los invasores sajones y se había refugiado con sus
primeros habitantes, los bretones, en el oeste (Gales y Cornualles).
En el primer viaje llegaron a la isla de Thanet, donde les informaron
sobre la hostilidad de los aborígenes anglosajones, y quisieron
regresar a Roma, pero el Papa, les animó a seguir adelante,
nombrando abad a Agustín. Agustín regresó a Roma e
informó al Papa de la situación, pero animados por
éste, retornaron a Inglaterra. Acogido por san Etelberto, rey de
Kent (que estaba casado con una princesa franca católica, santa
Berta), que aceptó la buena nueva y fueron bautizados en el
día de Pentecostés del año 597. El rey dejó
a los monjes la libertad de predicar, pero dejó claro que nunca
se obligaría a nadie a bautizarse, porque la fe había de
ser acogida con libertad y no con constricción.
Para llevar adelante la obra comenzada, se dirigió a Francia y
recibió de san Virgilio, obispo de Arles, primado de las Galias
y legado papal, la consagración episcopal. Estableció su
sede en Canterbury (c.600), en un palacio que les cedió el rey
para catedral y sede primada de Inglaterra, con Agustín como
primer obispo hasta su muerte. Fue nombrado arzobispo y primado de
todas las iglesias de Inglaterra. Agustín fundó otras dos
sedes episcopales: Londres, san Melito, fue su primer obispo; y
Rochester, nombrando a san Justo de Canterbury como su primer obispo;
bautizó miles de anglosajones hasta entonces paganos y...
fracasó en el intento de llegar a un acuerdo con la Iglesia
bretona sobre la supremacía en las islas de la
unificación de la fecha de la Pascua.
Tuvo que sufrir las invasiones de paganos de otras partes del
país que ocuparon las tierras colonizadas por él. 1.200
monjes murieron mártires por la fe. Toda esta labor se hizo en
sólo siete años. En Kent y en las tierras circundantes
provocó un gran cambio en las costumbres. Les
enseñó a leer y amar los libros. Nobles y
príncipes erigieron iglesias, monasterios. En el transcurso de
pocas décadas ocho reyes y dos reinas renunciaron al trono y
entraron en la vida monástica. Murió poco tiempo
después del papa san Gregorio y se duda si siguió la
regla benedictina. Comparte con Gregorio Magno el título de
"apóstol de los ingleses".