SAN ACACIO DE BIZANCIO
8 de mayo
305 d.C.
Centurión capadocio del ejército romano establecido en
Tracia. Cuando aparecieron los edictos de persecución de
Diocleciano, renunció al servicio del Cesar y se proclamó
cristiano. Fue sometido a terribles torturas y llevado a la
cárcel de Heraclea, y de allí pasó a
Constantinopla, donde ante el tribunal confesó su fe y fue
decapitado, mientras pronunciaban contra él la fórmula
injuriosa de la degradación militar.
En
Constantinopla había dos o tres iglesias dedicadas a san Acacio.
Una de ellas fue construida por Constantino el Grande. El pueblo la
conocía con el nombre de «el nogal», porque en su
estructura había un trozo del nogal en el que, según la
leyenda, el santo había sido colgado durante la
flagelación. Puede ser el desdoblamiento de San Acacio y los
mártires del monte Ararat.