SAN ABO DE TIFLIS
(Iglesia Ortodoxa Georgiana)
786 d.C.
6 de enero
Nació en Bagdag y era hijo de Abrahám, árabe
ismaelita, y fue educado en la religión musulmana. Con 17 o 18
años ingresó como experto en perfumería y en
escritura árabe en el séquito de Nerses, hijo de
Ardanases, etnarca de Kharthli, que había caído en
desgracia durante el califato abasí de Abd-Allah al Mansur,
(754-775), y había sido encarcelado en Bagdag. Cuando Nerses,
liberado por el sucesor de al-Mansur, Mohammad al-Mahdi (775-785), con
la amnistía del 776, dejó Bagdag, Abo lo siguió y
enriqueció su vasta cultura con el estudio del íberico,
de la Biblia y de los primeros rudimientos de la religión
cristiana que, introducida en Georgia bajo Constantino, era, desde
tiempos de Justiniano, religión de Estado.
A pesar de su
rápida adhesión a la verdadera fe, retrasaba Abo el
bautismo por el temor a los musulmanes, dueños de Georgia desde
el 650 y enemigos tradicionales del cristianismo, baluarte
filo-bizantino del nacionalismo georgiano. Pero Nerses no tardó
en perder el favor del nuevo califa: dejó el país por
Osseth junto a 300 prófugos y Abo, que desde este momento o
siguió en cada peregrinación. Nerses guió al grupo
a las tierras septemtrionales donde residían los hios de Magog,
los kázaros, hombres agrestes de aspecto terrible y de
costumbres despiadadas, bebedores de sangre y desobediente a cualquier
ley “excepto aquella de un Dios creador”. Los kázaros los
acogieron como enemigos de sus enemigos ofreciéndoles comida y
alojamiento. Abo encontró el coraje de profesarse cristiano, de
dedicarse a la oración y al ayuno, de recibir el bautismo.
Nerses pidió al rey de los kázaros proseguir a
través de su territorio hasta el de los abasgos, donde
había enviado a sus familiares y sus pertenencias desde que la
burocracia árabe había comenzado a mostrarse hostil.
Mientras tanto Esteban, sobrino de Nerses, había obtenido del
califa Al Mahdi el etnarcato de Tiflis y, juzgando que era imposible el
regreso, Abo decidió volver a su patria. En vano consiguieron
convencerle de no echarse en manos de sus antiguos correligionarios,
que habían impuesto la religión musulmana. Abo, era para
los árabes un infiel, pero siguió a Nerses a Tiflis,
donde permaneció tres años viviendo de la caridad y
conquistándose la fama de perfecto cristiano. Hacia el 785, el
gobierno árabe lo hizo arrestar, pero el etnarca Esteban lo
dejó libre. Los árabes se vengaron deponiendo de sus
funciones al juez que se había atemorizado ante los georgianos.
De nuevo fue detenido y le propusieron la apostasía. Su rechazo
provocó su condena a muerte, y descuartizado su cadáver,
que fue quemado, y luego dispersado en las aguas del río Mtcwar.
Según la tradición, una columna de fuego
señaló el lugar donde se encontraban los restos. Las
reliquias fueron recuperadas y trasladadas a Tiflis en la capilla
eregida en el lugar de su martirio. Fue canonizado por el katholicos
Samuel III.