BEATA ROSA DE VITERBO
6 de marzo
1251 d.C.
Nació en Viterbo, en el seno de una familia modesta. Se dice que
desde su más tierna edad tuvo dones taumatúrgicos y
fenómenos místicos que atrajeron a sus vecinos. Hizo
grandes penitencias que quebrantaron su salud, y con una cruz iba
predicando a los habitantes la conversión al mismo tiempo que
alababa a Jesús y María. También se cuenta que a
los diez años, María le ordenó que se hiciera
Terciaria franciscana.
A los12 años
edad, inspirada tal vez por algún sermón que
escuchó o por las ardientes palabras de algún
güelfo, Rosa comenzó a recorrer las calles predicando para
inflamar al pueblo a combatir a Federico II y amotinarse para arrojar
de la ciudad a la guarnición de los gibelinos. Sus palabras
simples y emocionadas no dejaron de producir su efecto, y éste
se hizo más profundo a raíz de los rumores que circulaban
con insistencia, sobre las maravillas que experimentaban muchos de los
oyentes de Rosa. Desde entonces, las multitudes se congregaban frente a
su casa, con la esperanza de oírla, hasta que el padre de la
joven se asustó y le prohibió salir a la calle y
mostrarse, bajo la amenaza de una despiadada paliza si
desobedecía. A las amenazas de su padre, Rosa replicó
tranquilamente: «Si Jesús fue golpeado por mi causa, yo
puedo ser golpeada por causa suya. Yo sólo haré lo que
Él me dijo que hiciera. No puedo desobedecerle». A
instancias del párroco, el padre de Rosa levantó la
prohibición y, durante dos años consecutivos, la chica
predicó en pro de la causa del Papa en las calles de Viterbo.
A los 15 años,
fue considerada enemigo público número uno, se la
expulsó, junto a su familia, de Viterbo y del convento de
clarisas (donde repetidas veces había querido ingresar pero
siempre se le había rechazado). Marchó a Soriano de
Cimino donde siguió su cruzada contra el emperador y, una
mañana, después de su oración, anunció la
muerte de éste. Rosa se trasladó a Vitorchiano donde
vivió hasta 1251. Regresó a su ciudad, donde quiso entrar
en el convento de las damianitas de Santa María de las
Rosas, pero las monjas la temían, y ella respondió "no me
habéis aceptado en vida, tal vez me acojáis en la
muerte", como así fue. Su cuerpo incorrupto se conserva en la
iglesia de las clarisas de Viterbo.
Su culto fue confirmado por Calixto III en 1457. Su festividad
litúrgica se celebra el 4 de Septiembre y la solemnidad
religiosa el 6 de Marzo. Patrona de Viterbo, de la juventud femenina
italiana y de la Tercera Orden femenina Franciscana.