BEATO ROGERIO DE TODI
5 de enero
1237 d.C.



   Nació en Todi, Italia. Fue uno de los primeros seguidores de san Francisco de Asís. Puede afirmarse, con seguridad, que tomó el hábito de los Frailes Menores de las mismas manos de san Francisco en 1216. Por su equilibrio, unido al más ferviente celo misionero, fue enviado por san Francisco a España para fundar allí la Orden Franciscana. Erigió conventos, acogió religiosos que supo formar en el espíritu seráfico y los organizó como Provincia religiosa. Cuando hubo cumplido su oficio de organizador, regresó a Italia.

   Y fue llamado por la Beata Felipa Mareri, como director espiritual del convento que ella había fundado en Rieti de Umbria y que no tenía una regla concreta. Rogerio les dio la de las clarisas, por indicación de san Francisco y las dirigió con dulzura y rigor. Asistió a la beata Felipa en su lecho de muerte en 1236. En el elogio fúnebre él la invocó como se invoca a los Santos.

   Meditaba a menudo en el nacimiento de Jesús, que muchas veces se le apareció en forma de niño y tuvo el gozo de apretarlo amorosamente en sus brazos. Una mujer paralítica volvió a caminar después de haber recibido su bendición. Otra mujer afectada de locura, que se descontrolaba con gritos y acciones descompuestas, al contacto de su mano curó perfectamente.

   Rogerio sobrevivió poco a su hija espiritual. Volvió a Todi, donde su vida dio nuevos fulgores de santidad. El Papa Gregorio IX, que le había conocido personalmente, permitió que el pueblo de Todi, donde se conservan sus reliquias, celebrase una fiesta en su honor, y Benedicto XIV confirmó su culto en toda la Orden franciscana.

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(Pbro. José Manuel Silva Moreno)