BEATA RITA DOLORES
PUJALTE SANCHEZ
20 de julio
1936 d.C.
En
Madrid en España, beatas Rita Dolores del Corazón de
Jesús Pujalte Sánchez y Francisca del Corazón de
Jesús Aldea Araujo, vírgenes de la Congregación de
las Hermanas de la Caridad del Sagrado Corazón de Jesús y
mártires, que, durante la persecución en el curso de la
guerra civil, fueron arrestadas en la iglesia del colegio por los
enemigos de la Iglesia y poco después fusiladas en la calle.
Rita nació
en Aspe, Alicante, en el seno de una familia acomodada. Sus años
de niñez, adolescencia y juventud estuvieron marcados por una
fuerte religiosidad, que la llevaron a comprometerse en la catequesis y
obras de caridad.
En 1888 ingresó
en el Instituto de Hermanas de la Caridad del Sagrado Corazón.
Muchos años de su vida transcurrieron desempeñando cargos
de responsabilidad en la congregación: superiora local en los
colegios de Santa Susana de Madrid (1891); de Fuensalida, Toledo
(1894); maestra de novicias (1896); superiora general desde 1899 hasta
1928. Por último, desempeñó el cargo de vicaria
general. Era una persona de gran calidad humana y espiritual. De
carácter dulce y firme a la vez. Su caridad destacó con
las hermanas enfermas. Infundió confianza e impulsó
respuestas generosas. No escatimó esfuerzos ante las necesidades
educativas de su época, especialmente en las zonas humildes,
mediante una formación integral, humana y cristiana alentando a
las hermanas en esta tarea. Fue considerada como una verdadera madre,
muy estimada y querida. El amor a Jesús en su pasión y su
presencia eucarística, junto con una gran devoción a
María, fueron la máxima atracción de su vida.
Asumió el deterioro de su salud, diabética y casi ciega,
y el sacrificio de su vida, que presentía seguro, convencida de
que es Dios quién guía la historia según su
designio amoroso y providente. Se había retirado al colegio de
Santa Susana para pasar los últimos años de su vida, y
allí le sorprendió la persecución religiosa.
Junto con Francisca Aldea Araujo, fueron detenidas por se religiosas.
Al salir del colegio, asaltado y tiroteado por los milicianos, llevaron
por equipaje el amor y la confianza total en Jesús y el
perdón generoso, por anticipado por sus agresores que las
mataron.