BEATO RAMÓN
MARTÍ SORIANO
1936 d.C.
27 de agosto
Nació en Burjassot, Valencia, en el seno de una familia muy
modesta y cristiana. A los doce años quería ser
salesiano, pero le aconsejaron que fuera sacerdote secular para poder
así ayudar a sus familiares. Primero fue alumno externo del
seminario de Valencia, y luego fámulo del rector y oficial de la
secretaría de estudios. Vivía con amor su pobreza y
decía que no sería sacerdote para ganar dinero.
Ordenado sacerdote en 1926, fue destinado como coadjutor a
Vallada, donde hizo una gran labor apostólica, cuidando de
manera particular la catequesis de niños y adolescentes y la
liturgia. Atendió en cierta ocasión personalmente a un
enfermo de lepra con el mayor sigilo. Era también un
magnífico director de almas, y hacía de auténtico
enfermero con el anciano párroco, de carácter
difícil y de salud mental endeble, del que fue regente a causa
de su situación. Vivía con alegría la pobreza y no
se avergonzaba de sus humildes orígenes. Su predilección
fueron los pobres y los obreros, para los que organizó unos
talleres y fundó un sindicato para defender a las mujeres
trabajadoras.
Tras las elecciones de 1936 se le expulsó del pueblo, no
sin que antes él hubiera advertido en el pulpito de los peligros
que corría la religión, y animado a los fieles a
perseverar hasta el martirio. Estas palabras fueron calificadas de
«políticas». Su expulsión fue muy sentida en
el pueblo. Estallada la revolución del 18 de julio, él
estaba en su pueblo natal con sus familiares, en la casa de una hermana
casada, y siguió atendiendo a las hermanas trinitarias, de las
que era capellán, pero las hermanas hubieron de dejar el
convento y dispersarse. Pasaba los días en retiro y
oración, vistiendo su sotana y serenando a sus familiares, y
mostrándose dispuesto a ser fiel a su sacerdocio hasta el final.
El 27 de agosto vinieron a buscarlo cuatro milicianos. El los
recibió asegurándoles que no renegaría de Dios ni
de su religión, y que podían matarlo si ser sacerdote era
delito. Se despidió de su familia y fue llevado al
Comité. Se le propuso renegar de Jesucristo y así
salvarse. Él se negó. Aquella noche insistieron en que
renegara. Él dijo que no. Fue llevado a la carretera de Godella
a Bétera y allí fue fusilado. Fue beatificado el 11 de
marzo de 2001 por el papa Juan Pablo II en la ceremonia conjunta de los
233 mártires de la persecución religiosa en Valencia de
los años 1936-1939.