22 de julio
1936 d.C.
Nació el día
1 de agosto de 1903. Sus progenitores, Ramón Pérez y María
Teresa Sousa, de nacionalidad portuguesa, le llevaron al día siguiente,
a recibir el bautismo en la parroquia de San Miguel de Feás. Se le
puso por nombre Manuel. Pertenecía a una familia extremadamente pobre.
Era muy sociable. Se trataba de un hombre trabajador, que siempre cumplió
bien con su oficio. Su vida en este aspecto resultó ser muy azarosa:
labores agropecuarias, cocinero de un Banco en Argentina, camarero y portero
del Centro Español de Lisboa.
No ingresaría en la Orden del Carmen hasta la edad de los 31 años, que conoció en la capital portuguesa. Haría el noviciado en Jerez de la Frontera. Tomó el hábito carmelita el día 10 de diciembre de 1934, cambiando su nombre de pila por el de Ramón, añadiendo el de María en honor de la Virgen.
Apenas hecha la profesión fue destinado al convento carmelita de Montoro, en la provincia de Córdoba, donde los carmelitas tenían un colegio y atendían la actividad pastoral de una parroquia. Se distinguió por su firmeza de carácter y constancia en su vocación. Allí, el día 20 de julio de 1936 fue detenido en el convento y llevado a la cárcel entre insultos, con otros carmelitas, donde se encontraron con vecinos del pueblo. A pesar de que los religiosos se ofrecieron a dar su vida por aquellos presos, a fin de que los dejaran en libertad, no se les hizo caso alguno. En medio de la prueba confortaron espiritualmente a tales detenidos, y a primeras horas de la tarde del día 22 de julio de 1936, sufrieron juntos el martirio y murieron perdonando a sus enemigos.
No ingresaría en la Orden del Carmen hasta la edad de los 31 años, que conoció en la capital portuguesa. Haría el noviciado en Jerez de la Frontera. Tomó el hábito carmelita el día 10 de diciembre de 1934, cambiando su nombre de pila por el de Ramón, añadiendo el de María en honor de la Virgen.
Apenas hecha la profesión fue destinado al convento carmelita de Montoro, en la provincia de Córdoba, donde los carmelitas tenían un colegio y atendían la actividad pastoral de una parroquia. Se distinguió por su firmeza de carácter y constancia en su vocación. Allí, el día 20 de julio de 1936 fue detenido en el convento y llevado a la cárcel entre insultos, con otros carmelitas, donde se encontraron con vecinos del pueblo. A pesar de que los religiosos se ofrecieron a dar su vida por aquellos presos, a fin de que los dejaran en libertad, no se les hizo caso alguno. En medio de la prueba confortaron espiritualmente a tales detenidos, y a primeras horas de la tarde del día 22 de julio de 1936, sufrieron juntos el martirio y murieron perdonando a sus enemigos.