BEATO RAIMUNDO CASTAÑO GONZALEZ
1936 d.C.
3 de octubre
El P. Raimundo Joaquín
González Castaño nació en Mieres (Asturias, 20 agosto
1865) en un hogar muy cristiano. Estudió Latín y Humanidades
en el Seminario Diocesano (Oviedo) e ingresó luego en la Orden Dominicana,
donde hizo la profesión solemne en 1884 (Convento de Corias). Fue
ordenado presbítero una vez terminados sus estudios en Salamanca (1892).
No se conserva la documentación sobre su ordenación, puesto
que desapareció durante los disturbios del año 1936 (en Corias
y Oviedo).
Ejerció sus ministerios en y desde diversos Conventos:
San José de Vergara, San Pablo de Palencia, etc. En la Provincia de
Andalucía desempeñó los cargos de Secretario del Provincial,
Prior, Síndico, Lector de Teología y Profesor de diversas materias
eclesiásticas (Teología, Escritura, Historia). El Capítulo
General de 1909 lo designó para restaurar la Provincia Dominicana
en Portugal (de donde regresó a España debido a la revolución
en el país vecino).
A su regreso a España, se dedicó a la predicación
(misiones populares y Ejercicios), siendo nombrado Predicador General por
el Convento de Corias. Entre otros cargos, desempeñó el de
Secretario en los Capítulos Provinciales (años 1926, 1930,
1934). Fue confesor del Rey Alfonso XIII. Finalmente, en 1932, fue destinado
corno Capellán a la Vicaría de las Monjas Dominicas de Quejana
(Álava) donde se encontraba y fue apresado durante la persecución
religiosa de 1936.
Todos los testigos están de acuerdo sobre su conducta
religiosa ejemplar en todos los sentidos. Era cumplidor de su obligaciones
y "el tiempo que sus ocupaciones le dejaban libre lo pasaba delante del Sagrario";
por esto solía decir: "Todo me cansa, menos el Sagrario" (Summ., p.
130, n. 4). Destacaba siempre por su honda devoción eucarística
y mariana, que contagiaba a los empleados del Convento y a los sacerdotes
(cfr. Summ., p. 13, art. 37). Dedicaba tiempo a la asistencia espiritual
de los sacerdotes (retiros mensuales y confesiones). Durante la persecución,
desde el día 15 de julio hasta el 25 de agosto (en que fue apresado),
siguió cumpliendo con ejemplaridad sus ministerios (junto con el P.
José María González Solís).
Relato de su martirio
Los dos Beatos se encontraban en Quejana al inicio de la persecución.
Como se ha dicho, el P. Raimundo Joaquín González era el Capellán
en la Vicaría del Convento de las Madres Dominicas: el P. José
María Solís se encontraba allí desde el 1 de julio para
reponerse de su salud y para impartir unos Ejercicios a las monjas. El día
21 de julio se personó en el Convento la "Guardia Roja" para revisar
si había armas, obligando a los Padres a que les guiaran en el registro
(cfr. Summ., p. 133, n. 6). Algunos milicianos tomaron posiciones en el Convento
(cfr. Summ., p. 129, n. 6).
Durante aquellos primeros días, los Padres hacían
la vida ordinaria, pudiendo celebrar Misa todos los días (cfr. Summ.,
pp. 129-131). Los Beatos se mostraban tranquilos y, en su predicación,
instaban a orar para que terminara la guerra (cfr. Summ., p. 134, n. 9).
El día 25 de agosto, un grupo de milicianos armados llegaron al Convento
y se llevaron detenidos a los dos Beatos para conducirlos a Bilbao, primero
a "La Bilbaína" y luego a la cárcel de Larrínaga (cfr.
Summ., p. 42, n. 10).
Habían sido detenidos mientras paseaban cerca de la iglesia,
obligándoles a vestirse de paisano y subir a un camión donde
ya había otros detenidos (cfr. Summ., p. 134, n. 9). Por testigos
visuales, consta de muchos detalles de la vida de los Beatos durante su encarcelamiento,
destacando por su serenidad y conformidad con la voluntad de Dios.
A finales de agosto o inicio de septiembre de 1936, fueron trasladados
con otros prisioneros desde la cárcel Larrínaga al barco-prisión
"Cabo Quilates", donde fueron encerrados en la bodega número 3 (cfr.
Summ., pp. 37, 124, 136). En el recinto de 150 metros cuadrados había
178 presos (cfr. Summ., p. 14, nn. 51-52).
Los presos, especialmente los religiosos, sufrían malos
tratos y frecuentemente les hacían subir a la cubierta para trabajar
en malas condiciones, escarneciéndolos, blasfemando y obligándolos
a cantar la "Internacional" (cfr. Summ., p. 33, n. 10).
Hubo una matanza de presos el día 25 de septiembre, después
de haberlos hecho subir a cubierta. El día 2 de octubre, los verdugos
leyeron una lista de unos 40 presos, entre los que se encontraban los dos
Beatos, que fueron asesinados en la cubierta (cfr. Summ., pp. 31-32). Son
numerosos los testigos que dan fe de esta matanza, indicando los nombres
de los dos Beatos (cfr. ibídem, pp. 35-37, 44, 122-123, 126-128, 137-
138). Los cadáveres de los dos Beatos fueron colocados primero en
el cementerio municipal de Santurce y luego en el cementerio de Vista Alegre,
de Bilbao (cfr. Summ., Comisión Histórica, p. 148).
S.S. Benedicto XVI firmó el 10 de mayo de 2012 el decreto
con el cual se reconoce el martirio de los Siervos de Dios Raimundo Castaño
González y José María González Solís y
compañeros, lo cual permitirá su próxima beatificación
que se realizará, Dios mediante, el 13 de octubre de 2013.