BEATA PETRA DE SAN
JOSÉ DE LA MONTAÑA
1906 d.C.
16 de agosto
Ana Josefa
Pérez Florido nació en Valle de Abdalajís,
Málaga, en el seno de una familia de campesinos. Su infancia y
adolescencia pasó de una piedad profunda y una caridad hacia los
pobres a la frialdad religiosa. Tuvo que sufrir los abusos caciquiles
de la condesa de los Corbos, y salvó la vida de su padre, cuando
le fue a matar el alcalde del pueblo, interponiéndose entre la
pistola y su padre. Dejó una relación con un muchacho, y
a los 19 años, sintió que Cristo le decía:
“Tú serás para mí” y ella expresó:
“Quedé presa para ser libre, cogida para ser suelta y atada para
volar”.
Se entregó a atender a los ancianos de su pueblo,
con una gran caridad, y se le unieron otras compañeras con las
que abrió un asilo de ancianos abandonados, y poco
después abrieron otra en Álora. Después de la
muerte de su padre ingresó en la Congregación de las
Mercedarias de la Caridad, pero la dejó poco tiempo
después, pues ella se quería dedicar a los ancianos
abandonados. Fundó la Congregación de Madre de
Desamparados y San José de la Montaña en 1881 en
Vélez-Málaga y al profesar tomó el nombre de Petra
de San José. Aunque los inicios fueron difíciles,
abrió varias casas por la península ibérica. Fue
una mujer que vivió una fe profunda, robustecida y expresada en
una oración intensa y perseverante. De espíritu josefino
en 1895, inició en Barcelona el santuario de San José de
la Montaña, donde murió. El 16 de octubre de 1994 fue
beatificada por SS. Juan Pablo II.