BEATO PEDRO PASCUAL GARCÍA MARTÍN
30 de noviembre
1936 d.C.



   Sus destinos fueron Alcorisa (Teruel), Ávila. En 1923  le  enviaron  a  la  Misión  de  Cuttack (India) recorriendo las estaciones de Surada, Jatny, Kurda Road. Visitaban con frecuencia las cristiandades y escuelas apartadas del centro, con el fin de administrar sacramentos, ir formando a los maestros y catequistas y predicar la divina palabra a fieles e infieles. Dice el P. José Mª Fernández: “Rara vez sale un misionero a estas excursiones que no sea atacado más o menos por la fiebre malaria, que gasta las energías y va poco a poco consumiendo la salud y la vida, pero todo se da por bien empleado cuando se considera el valor de las almas y lo que Nuestro Señor sufrió por redimirlas y salvarlas”. Regresó a España por motivos de salud, en 1933 con intención de volver a la misión. Estaba preparando un diccionario con las lenguas del país. Destinado a la casa provincial de Madrid, en años de auténtica persecución religiosa predicaba frecuentemente retiros a los obreros de la Compañía de San José en el Cerro de los Ángeles.

   MARTIRIO: El 25 de julio, al despedirse de su tía sor Pilar Martín Gargallo, superiora del hospital Homeopático, le dijo: “Si no me ve en unos días es que me han matado o estoy en la cárcel”. Encontró refugio con el P. Francisco Morquillas Fernández en la pensión Mejicana, con dos Hermanos Maristas, dos Pasionistas y el Dominico Amado Cubeñas Diego Madrazo. El 28 de julio por la noche ya tuvieron el primer registro. Ninguno de ellos negó su condición de sacerdote y religioso.

   El 5 de agosto los trasladaron a la comisaría de Congreso, al día siguiente a la DGS. Cuando le preguntaron ¿Tú eres cura? contestó: Yo soy misionero. El día 7 ingresaron en la cárcel de San Antón en el denominado salón de los frailes. Lo incluyeron en la saca del 30 de noviembre, con numerosos sacerdotes y religiosos, entre ellos la comunidad de Agustinos de El Escorial. El seglar Pedro Palomeque, con quien tuvo mucha relación en la cárcel, declaró: “Subieron a las 11 de la noche. Me dijeron a mí: A ese fraile le avisas a la una o las dos de la mañana para darle el paseo. No le dije nada. A las dos de la mañana entró el responsable, le despertó con el pie. Le dijo que se fuera con ellos. Yo le acompañé hasta la puerta de la galería, en la reja. Nos dimos un abrazo y apretón de manos. Le llevaron en el camión con los otros a Paracuellos (Madrid) y allí le fusilaron”. Pudo ser la primera saca del día 30 de noviembre de 1936.

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(Parroquia San Martín de Porres)