BEATO PEDRO JACOBO DE
PESARO
23 de junio
1496 d.C.
Nació en Pésaro, en el probable seno de la familia
Gaspari. Siendo jovencísimo ingresó en el convento de los
agustinos de San Nicolás de su ciudad; los cuales le infundieron
el elemento carismático que le caracterizó: estudio como
vía de sabiduría, de virtud y al ministerio
apostólico.
Terminado el noviciado, el joven emitió su
profesión y fue encaminado hacia los estudios necesarios para
ser presbítero y a la carrera académica según el
rígido programa prescrito por la Orden agustina. Después
de la ordenación sacerdotal, fue insertado en la vida conventual
con el fin de proseguir los estudios y de guiar a los jóvenes
estudiantes de la Orden. En el 1472 fue Maestro de estudiantes en
Perugia. En el 1473 fue enviado a enseñar en el Estudio agustino
de Florencia. En el 1482 nos lo encontramos, ya con el título de
Maestro en Sacra Teología en Rímini con el nombramiento
de Regente del Estudio. Participó en dos Capítulos
generales: en 1482 en Perugia y en 1486 en Siena.
Su vida terminó, no por los muchos años,
probablemente, por la fatiga y la penitencia. Al final de su
existencia, siempre con la estima de sus superiores y cohermanos,
renunció a todo cargo, incluso prestigioso, y prefirió
dedicarse a la vida ascética y a la contemplación en el
eremo de Valmanente, famoso por la santidad de san Nicolás de
Tolentino, el cual tuvo en ese lugar su célebre visión
del Purgatorio.
Otras noticias, que nos han aportado los
hagiógrafos -como su nombramiento como comisario generalicio por
un litigio entre los conventos de Pergola y Corinaldo, su
elección como prior provincial de la provincia picena y el
encargo de prior en el célebre convento y Estudio de San Giacomo
Maggiore en Boloña- pero habría que verificarlo, porque
podría referirse a un homónimo Pedro Jacobo de
Pésaro, contemporáneo a él.
De las noticias ciertas que sepamos es que nuestro beato
se dio a conocer por algunas características inconfundibles: la
santidad de vida, el amor por el estudio, el empeño en la
evangelización y la formación espiritual y cultural de
los jóvenes agustinos, la búsqueda de la soledad,
ascesis, oración y penitencia, todo elementos que las
Constituciones de aquel tiempo -eran las mismas que prepararon los
beatos Clemente de Ósimo y Agustín Tarano para el
Capítulo de Ratisbona del 1290- presentaban como puntos fuertes
de la Orden agustina, recién estructurada. Murió con no
más de 50 años en Valmanente, donde sus reliquias se
veneran en la iglesia agustina. El Papa Pío IX
confirmó su culto en 1848.