BEATO PEDRO DE
CASTELNAU
15 de enero
1208 d.C.
Nació en Montpellier, en el seno de una noble familia. En el
1199, fue archidiácono, arcediano de Maguelon, donde
llegó a ser deán. Desarrolló un intenso apostolado
entre las personas que se acercaban a pedirle consejo. Buscando una
mayor soledad y vida de oración, poco después, hacia el
1202, ingresó en el monasterio cisterciense de Fontfroide
(Narbona), donde vivió santamente como un simple monje.
Al año
siguiente el Papa Inocencio III le nombró legado
apostólico e Inquisidor de Francia contra los albigenses; junto
con santo Domingo de Guzmán, formó parte de la
expedición, -él la dirigía- que marchó para
convertir a estos herejes. Fracasó en su misión ante
Raimundo VI, conde de Toulouse, al que llegó a
excomulgar. En el curso de su actividad fue asesinado, en San
Geli, de un lanzazo por orden del conde de Toulouse; sus últimas
palabras fueron: "Pueda Dios perdonarte, hermano, como yo te perdono".
Inocencio III le excomulgó de nuevo e hizo predicar una cruzada
contra los albigenses. Una
carta de Inocencio III del 10 de marzo de 1208, dos meses
después de su martirio, lo menciona ya como santo, lo que puede
considerarse, aunque informal, como una beatificación.