BEATO PEDRO CORRADINI
DE MOGLIANO
25 de julio
1490 d.C.
Pedro
Corradini nació en Magliano, provincia de Macerata. De Magliano
pasó a Perugia para estudiar en la universidad. A los
veinticinco años se dejó convencer por un predicador
franciscano, el Padre Domingo de Leonissa. No lo siguió
inmediatamente, pero después de madura reflexión
decidió abrazar también él la vida de pobreza y de
apostolado propuesta por los franciscanos. Suspendió su carrera
inicial de abogado, cuya láurea había obtenido en la
universidad de Perugia. Pero conquistado por la predicación de
fray Domingo de Leonisa, decidió hacerse franciscano,
abandonó sus sueños de grandeza y se deshizo de todo lo
que podía distraerlo en la nueva forma de vida y tomó el
hábito de San Francisco en 1467 en el eremitorio de las
Cárceles, de los Hermanos Menores.
Terminado el noviciado
y ordenado sacerdote se dedicó con particular empeño a la
predicación, inicialmente como compañero de Santiago de
la Marca por no menos de 20 años, en los cuales su palabra
docta, clara y fervorosa resonó en las principales ciudades de
la Italia central.
El principal
propósito de los franciscanos de la época era el de la
predicación popular; precisamente con Santiago de la Marca,
medio siglo mayor que él, fue jefe de un verdadero equipo de
predicadores volantes, Pedro Corradino de Mogliano fue colaborador y
discípulo, antes de llegar a ser predicador en propiedad y
afectuoso director de almas. Con esta ocasión trabó
amistad con el Señor de Camerino, Julio César Varano y
con su hija la beata Camila Baptista de Varano, clarisa en el
monasterio de la ciudad, a quien fray Pedro orientó con santos
consejos.
Su palabra docta y
persuasiva penetraba las mentes y tocaba los corazones más
endurecidos, hasta inducirlos a la conversión. Predicador en la
isla de Creta, tres veces ministro provincial de los franciscanos de
las Marcas, una vez Ministro provincial en Roma, tuvo una vida rica de
satisfacciones humanas, además del gozo espiritual. Un
día estuvo a punto de morir sofocado en medio de una turba
festiva que quería expresarle su simpatía.
Murió murmurando los nombres de Jesús y de María
sereno y feliz. La primera y más célebre biografía
suya fue escrita por la beata Camila Baptista de Varano, la más
preciosa gloria espiritual de Camerino. Ella subraya la serenidad del
beato al acercarse la muerte, que se lo llevó después de
una muy dolorosa enfermedad que él soportó con paciencia
y alegría, tanto que un cohermano suyo presente exclamó:
“¡Padre Pedro, tú te mueres riendo!”. El culto del
beato Pedro de Mogliano fue confirmado en 1760 por el Papa Clemente
XIII.