BEATO PACÍFICO
DE LISCIANO
10 de julio
1230 d.C.
Nació en Lisciano, cerca de Áscoli. Trovador y
había sido coronado "rey de trovadores" en el Capitolio por el
emperador Federico II. Un día, cuando San Francisco de
Asís predicaba a las monjas de San Severino, Pacífico
escuchó sus palabras. Terminado el sermón, el joven le
siguió y, mientras Francisco le animó y aconsejó
sobre la vida, pero Pacífico, molesto porque no le daba
soluciones concretas, le contesto "basta con las palabras, te pido que
me quites a los hombres y me apegues al gran Emperador"; un día
después se hizo franciscano.
En 1217 san Francisco
lo envió para que implantara la Orden en París. Al
regresar a Italia (1223). Pacífico fue nombrado visitador de las
clarisas.
Regresó a Italia junto a san Francisco y permaneció con
él hasta su muerte. Fue él quien hizo escuchar por
primera vez el “Cántico del sol” que
acababa de componer el Poverello (1225). Nuevamente la gente de
Asís luchaba entre sí unos sosteniendo al obispo que
había excomulgado al podestá, los otros apoyando a este
último. Todo mundo estaba ahí cuando el viejo trovador
entonó con su hermosa voz: “Loado seas tú Señor,
por todas las creaturas y particularmente por mi Señor el
Hermano Sol que da el día y que nos ilumina”. El podestá
se había levantado de inmediato se lee en el “Speculum”,
las manos juntas, los ojos anegados de lágrimas escuchaba
piadosamente: “Loado seas tu Señor por la Hermana Tierra nuestra
madre, que nos lleva y nos alimenta”.
Aquí es donde Francia había puesto su llamado al
perdón: “Loado seas tú, Señor, por aquellos que
perdonan y perseveran en la paz, pues por ti, oh Altísimo,
serán coronados”. Al oír esas palabras todos se echaron a
llorar. El podestá se arrojó de rodillas a los pies del
obispo: “Aunque él hubiese matado a mi propio hijo” -dijo- “no
hay hombre en este mundo a quien en este momento no quisiese perdonar
por el amor de Dios y de su siervo Francisco. Estoy listo Señor
a darte la satisfacción con que me pidas”. El obispo lo
levantó y lo besó tiernamente diciendo “Yo también
te pido perdón. Excusa mi falta de humildad y por haber cedido,
una vez más, a mi cólera”. Murió en Lens (Hainaut,
Bélgica).