BEATO OCTAVIANO DE
SAVONA
6 de agosto
1132 d.C.
Nació en Quingey (Besançon); era hijo de Guillermo II,
rey de Borgoña y hermano del papa Calixto II y del arzobispo de
Besançon. Tenía la ilusión de ser monje de Cluny.
El padre, sin embargo, que lo había reservado para que fuera su
sucesor, le envió a estudiar a la universidad de Bolonia.
Terminados sus estudios fue profesor.
Tras la muerte
inesperada de su padre se hizo monje en la abadía benedictina de
San Pedro en Pavía; en esta abadía vivió por
espacio de cuarenta y dos años, entregado a la oración y
al estudio de la Palabra de Dios. Era una persona muy sociable y con
unos talentos apropiados para tratar a todo el mundo como se
merecía. Pudo conquistar los honores más altos, y, en
verdad, se le presentaron a menudo. Jamás, sin embargo, los
aceptó.
En el 1129 fue nombrado obispo de Savona porque no había
candidatos. Fue un hombre entregado a los demás con gran
generosidad y humildad. Durante este tiempo realizó varios
milagros, el primero de los cuales fue la reforma de los
canónigos. Les privó de sus prebendas mientras no
cambiaran de conducta. Se encontró Savona dividida en varios
bandos y trabajó cuanto pudo por el logro de la paz civil.
También influyó para que el ordenamiento legal de la
ciudad se ajustase a la justicia y a la razón, mirando por el
bien de todos. Murió el 6 de agosto de 1132, sobreviviendo
varios años a su hermano el Papa, que había dado un
fuerte impulso a la reforma con el concilio lateranense de 1123.
Pío VI aprobó el culto, concediendo a Savona, el 6 de
agosto de 1783, oficio y Misa del Beato.