NUESTRA SEÑORA
DE LOS ÁNGELES Ó PORCIÚNCULA
2 de agosto
Es una
advocación mariana de la Iglesia Católica en la que se
recuerda a María Santísima como reina de los
ángeles, los cuales tuvieron parte activa en su vida terrena y
en su Asución a los Cielos. El 2 de agosto la
Iglesia celebra una gran fiesta de amor, llamada La Porciúncula
o Nuestra Señora de los Ángeles en razón al nombre
de la Basílica de Asís.
El nombre Porciúncula significa
«pequeña porción de tierra» y fue mencionado
por vez primera en un documento que data de 1045, actualmente en los
archivos de la Catedral de San Rufino, en Asís.
Con este nombre también se denomina a la indulgencia plenaria
que pueden ganar los fieles católicos el 2 de agosto (u otro
día que designe el ordinario local para aprovechamiento de los
fieles).
Narra una antigua historia que la iglesia fue
fundada en el año 352, con permiso del papa Liberio, por cuatro
ermitaños de Palestina que la dedicaron a Santa María de
Josafat, y consagraron el altar en honor de la Virgen de la
Asunción. La misma tradición añade que los
benedictinos la hicieron más grande en el siglo VI,
dándole el nombre de Santa María de los Ángeles.
Lo cierto es que cuando San Francisco, en el
período de su conversión, andaba por el campo silvestre
de Asís buscando lugares solitarios, al encontrar la
Porciúncula medio en ruinas, la restauró con sus manos.
En 1211 la recibió en don por los monjes del
monte Subasio, para hacer de ella la cuna y madre de su naciente Orden.
Y fue aquí donde el Poverello, una mañana de Febrero de
1209, oyendo en la Misa de San Mateo leer el Evangelio del apostolado,
lo acogió como un llamamiento a una nueva vida de renuncia y de
sacrificio; aquí, tres años después, la noche del
19 de Marzo de 1212, Clara Favarone di Offreduccio, recibida por los
hermanos en Cristo con antorchas encendidas y cantos de júbilo,
vino a consagrarse para siempre al Seño, trocando sus vestidos
de seda por la áspera túnica franciscana.
La iglesia se dedicó de nuevo al culto el 2
de agosto de 1215; aquí, en Julio de 1216, el Seráfico
Padre, rogando a Jesús por la salvación de las almas y la
conversión del mundo, obtiene de Él la célebre
indulgencia del Perdón de Asís. En torno de la
Porciúncula los frailes se reunían, venidos de todas
partes del mundo, para tener sus solemnes capítulos; de
aquí partían los humildes heraldos del buen Dios para las
misiones más lejanas y peligrosas; aquí quiso ser
traído el Patriarca de los pobres en el otoño del 1226,
para morir allí donde había renacido a nueva vida.