NUESTRA
SEÑORA DE KIBEHO
1981
d.C.
Jesús y la Virgen María se
aparecen entre 1981 y 1984 a siete jóvenes en una humilde aldea
africana, en una zona con históricas tensiones étnicas
entre los pueblos Hutu y Tutsi. María realiza revelaciones
allí sobre el futuro de la humanidad.
Fue durante una aparición que duró ocho
horas (en medio de los habitantes de la aldea que observaban azorados),
que los jóvenes videntes comenzaron a gritar y llorar ante la
visión que el Cielo les muestra: un río de sangre, lleno
de cuerpos decapitados, cuerpos abandonados en el campo, y gente que se
asesina una a otra.
María advierte alli que si Rwanda no se convierte,
ésta profecía caerá sobre el pueblo.
En 1994 estalla la guerra civil en Rwanda: el
enfrentamiento entre los Tutsis y los Hutus termina en un genocidio que
le cuesta la vida a ochocientas mil personas, muchas de las cuales
fueron decapitadas y arrojados sus cuerpos al río Kagera, que se
tiñó de sangre. Miles de cuerpos fueron mutilados y
abandonados en el campo, siendo que la mayor parte de los siete
jóvenes videntes también fueron asesinados durante el
conflicto, así como gran cantidad de sacerdotes y religiosas.
Ante la clara realización del mensaje que
María entregara allí en 1981 (se escribieron libros sobre
el tema antes del genocidio), la Iglesia de Rwanda aprueba la
aparición, en medio de una persecución iniciada por el
gobierno local contra el Catolicismo. En mayo de 2001 el Obispo
Monseñor Misago, gestor de la aprobación
eclesiástica de la devoción a María en la aldea de
Kibeho bajo la advocación de Nuestra Señora de los
Dolores, es encarcelado por el gobierno rwandés.
Rwanda presenta la evidencia física del Cielo
profetizando sobre el futuro de la humanidad, ante el pecado que invade
el mundo. Los videntes de Kibeho, muchos de ellos niñas
estudiantes de un colegio religioso, fueron testigos de una
profecía horrenda, que alertaba sobre algo que iba a ocurrir
allí mismo.
Muchas veces se duda de la forma en que las advertencias
del Cielo deben ser interpretadas. En Rwanda María y el propio
Jesús nos presentan en pequeño lo que puede ocurrir a la
humanidad si se persiste en el camino del pecado y la negación
de Dios. El límite entre la Misericordia y la Justicia Divina
encontró en Rwanda un punto claro para ser tomado como
referencia. Estamos viviendo los tiempos de la Misericordia, como Sor
Faustina escuchó decir a Jesús varias décadas
atrás. Sin embargo, llegado un punto, como está expresado
en las Sagradas Escrituras, el hombre encontrará la venida de
los tiempos de la Justicia a esta empobrecida humanidad.
¿El momento?
1981 es el mismo año en que dieron inicio las
apariciones de Medjugorje. El mundo estaba entonces en un momento de
gran temor a una guerra nuclear, con la tensión entre el este y
el oeste en un punto de gran efervescencia. Pero es en el mundo de los
países subdesarrollados, donde se precipita una crisis
vinculada con las deudas que estas sociedades ya no pueden soportar. La
brecha entre las condiciones sanitarias y sociales en que viven las
naciones pobres, se incrementa notablemente respecto del desarrollo de
los países del así denominado primer mundo. Y es en uno
de los puntos de mayor pobreza, incultura y subdesarrollo del mundo,
que Jesús y María deciden conceder la gracia de su
presencia.
Una vez más es la humildad la marca que distingue a
los hechos del Cielo: a los más pequeños se les da el
regalo más valioso, en la forma del testimonio directo de la
Presencia de Dios Mismo.
¿El lugar?
Rwanda está situada en el centro de Africa y es uno
de los países más pobres del mundo, siendo su
economía esencialmente agrícola. La mayor parte de sus
habitantes son católicos, mientras un porcentaje de personas
profesan cultos africanos y una minoría es musulmana.
Por siglos, los Tutsis, gente de altísima estatura,
dominaron a los Hutus, siendo éstas las dos tribus predominantes
en Rwanda. Una guerra civil terminó con el dominio de los Tutsis
en 1959 y muchos de ellos salieron exiliados hacia otros lugares de
África.
En 1963 exiliados Tutsis invadieron el país con un
falso golpe de estado que terminó en una terrible matanza.
Rivalidades entre los Hutus llevaron a un golpe que llevó a
Juvenal Habyarimana, católico, a la presidencia, sustituyendo a
Gregoire Kayibanda, quien había gobernado por 11 años.
Después de una invasión y otro golpe
asestado por los Tutsis, se estableció una democracia
multipartidista. Muchas luchas raciales llevaron a un acuerdo de paz en
1993, entre el gobierno y los rebeldes del Frente Patriótico
Rwandés, liderado por los Tutsis.
Cuando la Virgen apareció en Rwanda en 1981, la
situación política era muy compleja y los conflictos
étnicos parecían aumentar, llegando a confrontaciones
violentas entre las tribus dominantes. El clima que se vivía era
extremadamente tenso, cuando Jesús y María irrumpieron en
la vida de los aldeanos de Kibeho.
¿Los videntes?
Siete jóvenes de entre 14 y 22 años, de la
aldea de Kibeho y sus alrededores. La mayor parte de ellos eran
muchachas estudiantes de un colegio católico local, aunque el
último en unirse al grupo era un joven que vivía en
el bosque, y desconocía totalmente la religión
Católica: en medio del campo Jesús se aparece a Emmanuel
Segatashya de 15 años (bautizado con este nombre por el
propio Jesús después de la aparición, ya que
Emmanuel bíblicamente quiere decir “Dios con nosotros“). Nuestro
señor le enseña a Emmanuel a orar el Padrenuestro en su
primera aparición en el campo, ya que el joven no sabía
rezar.
Los videntes empezaron a tener apariciones de Jesús
y María en forma independiente, conformando un grupo a partir
del paso del tiempo y ante la guía que la propia Madre Celestial
les brindaba.
¿Los testigos?
Varias de las muchachas empezaron a tener apariciones de
la Virgen María en su colegio, ante la vista de sus
compañeras que inicialmente permanecían
escépticas. Pero al ver a sus amigas hablar lenguas desconocidas
por ellas, y ante las evidencias de conversión observadas,
empezaron a creer. Con el paso del tiempo, los videntes empezaron a
tener apariciones colectivas en medio del pueblo de la aldea de Kibeho,
que observaba como entraban en estado de éxtasis ante la
visión de María.
¿De qué manera se manifestaron Jesús y
María a los jóvenes de Kibeho?
El 28 de noviembre de 1981, en el comedor de la escuela de
Kibeho, Alphonsine Mumureke, oyó una voz que la llamaba: "Hija
mía". Se dirigió hacia el pasillo y vio a una bella
mujer. La describe así: "Tenía un vestido blanco sin
costuras y en la cabeza un velo también blanco. No sabría
definir el color de su piel, pero era de una belleza incomparable.
Tenía las manos juntas a la altura del pecho, con los dedos
hacia el cielo". La joven le preguntó: "¿Quién
eres?". La respuesta fue: "Yo soy la Madre del Verbo".
La experiencia se repitió al día siguiente,
domingo 29 de noviembre, y durante el mes de diciembre, cada
sábado, siempre en el comedor o en el patio de la escuela. La
primera reacción de los profesores y alumnas fue de
escepticismo. Nadie le creía. Sus compañeras afirmaban
que la oían hablar en otros idiomas como francés,
inglés, kinyarwanda y otros, que no conocían. Muchos la
ridiculizaban. Pero poco después otras jóvenes afirmaron
haber tenido también apariciones de la Santísima.
Según Alphonsine, la Virgen vino a Kibeho para preparar a la
humanidad para la venida de su Hijo. Alphonsine siguió teniendo
apariciones durante un período de varios años y afirmaba
tener un secreto, confiado a ella por la Virgen, el cual no
debía revelar hasta que Ella no se lo indicara. La última
aparición a Alphonsine tuvo lugar el 28 de noviembre de 1989, a
los siete años de la primera.
En enero de 1982, fue Nathalie Mukamazimpaka, una joven de
18 años, muy equilibrada y tranquila, quien vio a la Virgen,
casi por 2 años, hasta el 3 de diciembre de 1983.
El 2 de marzo de 1982 , Marie Claire Mukamgango, de 21
años comienza a tener apariciones. Éstas terminaron el 15
de setiembre del mismo año.
Más tarde el número de videntes
aumentó, llegando a ser siete. Otras tres jóvenes y un
joven aseguraban recibir apariciones de la Virgen María y de
Jesús. Ellos son Stephanie Mukamurenzi, de 14 años; Agnes
Kamagaju, de 22, y Vestine Salima, también de 22 años.
Esta última era musulmana, pero en 1983 recibió el
bautismo. Ella es la primera que dice haber visto a Jesús el 13
de abril de 1982, quien se le presentó como "el Pastor de toda
la tierra". Poco después, Emmanuel Segatashya, sin ningún
conocimiento de la religión cristiana, aseguraba haber visto a
Cristo en julio de 1982. Emmanuel relata: "Yo no sabía nada de
la Iglesia ni de Jesús. La primera vez que entré en una
iglesia fue después de la aparición. No sabía
hacer la señal de la cruz, ni conocía el significado de
la cruz que veía en la misión".
¿Cuál fue el mensaje que Jesús y María
entregaron en Kibeho?
Los jóvenes debían transmitir a todo el
mundo un mensaje de penitencia, conversión, oración
sincera y fe viva, unido al rechazo de los pecados de idolatría,
fornicación e hipocresía. Alphonsine escuchó
a María decirle:
"El mundo está llegando a su fin. El regreso de
Jesús está muy cercano... La Reina de los Angeles viene a
aconsejarnos que nos preparemos para la venida de su Hijo. Tenemos que
sufrir con Jesús, rezar y ser apóstoles para prepararnos
para su venida".
Emmanuel recibió también advertencias de nuestra Madre
Celestial:
"No queda mucho tiempo para prepararse para el juicio
final. Deben cambiar sus vidas, renunciar al pecado. Oren y
prepárense para su propia muerte y para el fin de los tiempos.
Deben prepararse, mientras aún queda tiempo. Aquellos que hagan
el bien, irán al Cielo. Si hacen el mal, se condenarán a
sí mismos sin oportunidad de apelación alguna. No pierdan
tiempo y empiecen ya mismo a orar y hacer el bien. No queda mucho
tiempo, y Jesús está volviendo".
Jesús también le dijo a Emmanuel:
"Mucha gente trata a su prójimo deshonestamente. El
mundo está lleno de odio. Ustedes sabrán que mi segunda
venida está cerca cuando vean el estallido de guerras
religiosas. Entonces, sepan que yo estoy en camino".
La Virgen María también le dijo a los
videntes:
"Yo he venido a prepararle el camino a Mi Hijo, para
vuestro bien, y ustedes no quieren comprender. El tiempo que resta es
poco, y ustedes están como distraídos y ausentes.
Están concentrados en las cosas de este mundo, que son
pasajeras. He visto a muchos de mis hijos perderse, y he venido a
mostrarles el camino verdadero".
El genocidio de Rwanda de 1994 fue anticipado por María en 1981
En una visión colectiva, ante la mirada
aterrorizada de los habitantes de la aldea, que veían a los
videntes gritar de espanto y dolor, el futuro fue revelado en Rwanda: a
los videntes les fueron presentadas imágenes de un árbol
en llamas, un río de sangre con cuerpos flotando en él,
muchos cuerpos decapitados, cadáveres abandonados en el campo.
En una aparición que duró ocho horas, ellos vieron
escenas de gente matándose unos a otros. Los videntes lloraban y
sudaban, mientras los aldeanos quedaron con una sensación de
tristeza y miedo que tardó mucho tiempo en disminuir.
María advirtió a los videntes que si el pueblo
rwandés no se convertía y alejaba del pecado, el odio y
la corrupción, una masacre iba a azotar a la Nación.
Todo esto ocurrió muchos años antes de la
masacre de 1994, e incluso se escribieron libros y filmaron
documentales referidos a estas visiones escalofriantes, antes de que la
realidad confirmase las profecías que el Cielo realizó
allí.
La catástrofe de 1994
Cuando el 6 de abril de 1994, Habyarimana (presidente de
Rwanda) y el presidente de Burundí fallecieron en un accidente
aéreo (no del todo libre de sospechas de ser un atentado), la
violencia recrudeció entre los Tutsis y los Hutus. En pocos
meses fueron asesinadas aproximadamente ochocientas mil personas.
Muchos fueron decapitados, sus cuerpos arrojados al río Kagera
(que se tiñó de sangre), o abandonados en el campo.
Muchos sacerdotes y religiosas fueron asesinados, incluídos
varios de los videntes (como Emmanuel, entre otros), o tuvieron que
huir del país ante la persecución desatada. La Iglesia
Católica fue perseguida a partir de entonces, disminuyendo en
gran medida el índice de católicos en el país.
¡Jesús y María lo habían
anticipado! Los relatos de los videntes coincidieron exactamente con la
horrible masacre que se desató allí. Cuánto dolor
el de María al ver como sus hijos no fueron capaces de actuar a
pesar de sus avisos y advertencias. Una lección, sin dudas, para
todo el resto de la humanidad.
¿Qué dijo la Iglesia sobre los acontecimientos de Rwanda?
Desde el inicio de las apariciones, en Kibeho se
produjeron conversiones, grupos de oración, peregrinaciones,
casos de curación y fenómenos sobrenaturales. En 1982, el
obispo nombró una comisión médica y luego una
teológica, manteniendo una postura favorable hacia los sucesos.
El conocido mariólogo francés, René Laurentin,
comentando los hechos de Kibeho a mediados de los años ochenta,
subrayaba que "son un alegre anuncio para Africa, para su Iglesia, para
la africanización, en el sentido positivo del término...
La Virgen ha impreso en las apariciones el estilo propio de la cultura,
de la liturgia, de la sensibilidad y de la vida comunitaria de este
pueblo y este continente".
El 15 de agosto de 1988, el obispo Jean Baptiste Gahamanyi
aprobó la devoción pública, mediante la
dedicación del Santuario de Kibeho a "Nuestra Señora de
los Dolores".
Finalmente las apariciones son aprobadas en junio de 2001.
En la "Declaración acerca del juicio definitivo sobre las
apariciones de Kibeho", dada a conocer el 29 de junio por la Sala de
Prensa de la Santa Sede, el obispo de Gikongoro, Augustin Misago,
declaró creíbles las afirmaciones de al menos tres de los
siete videntes: Alphonsine Mumureke, Nathalie Mukamazimpaka y Marie
Claire Mukangango, que aseguran haber visto a la Virgen. Dijo el Obispo
Misago: "Sí, la Virgen María se ha aparecido en Kibeho el
día 28 de noviembre de 1981 y en el curso de los seis meses
siguientes".
Persecución a la Iglesia en Rwanda
La situación de los católicos no ha mejorado
en Rwanda en los últimos años. A mediados de 2001, el
Obispo Misago (pieza fundamental en la aprobación de la
aparición de Rwanda) fue encarcelado por el gobierno
rwandés acusado de haber contribuído a la masacre de
1994. Increíblemente, la obra del demonio continúa su
camino persiguiendo a quienes dan testimonio de fe en la disminuida
comunidad católica de Rwanda.
¿Qué debemos aprender de los acontecimientos de Kibeho?
Una vez más, María aparece como Madre
desesperada por la insistencia de sus hijos en perderse en la noche
más oscura, de caer en la maldad y corrupción más
profunda. En la aldea de Kibeho Jesús y María no solo
volvieron a dar un mensaje concordante con lo que escuchamos en tantas
otras apariciones, sobre la inminencia de la venida de Cristo en
Gloria, sino también sobre la acción masiva y general del
demonio en estos tiempos.
Las disputas por el poder en Rwanda, entre grupos deseosos
de ejercer el dominio sobre otros, nos deben llevar a reflexionar sobre
las consecuencias que en el mundo global tienen las maniobras por
el poder que se advierten en forma creciente. Las minorías
sojuzgadas pueden en un punto caer en las mas enormes atrocidades. Pero
no debemos engañarnos, el mal actúa en todas partes,
tanto en dominadores como en dominados, como ocurrió en
pequeño en el enfrentamiento entre Tutsis y Hutus, que le
costó la vida a ochocientas mil almas en Africa.