NIÑO
COMPADRITO
(La Iglesia Católica no
reconoce el culto a este ser, por lo que no debe ser considerado como
Santo)
Perú
El
Niño Compadrito o Niño del Cuzco es una figura popular
peruana de Cuzco que es objeto de culto. Se cree, en general, que es el
esqueleto auténtico de un niño del que se puede ver
sólo la cara ya que el resto del cuerpo está
completamente cubierto de atuendos. Aunque es un esqueleto, lleva la
peluca larga y tiene ojos de vidrio, pestañas y dientes.
Según la leyenda, el esqueleto pertenece al hijo de
un malvado virrey español y de una bondadosa princesa incaica,
de ahí su facultad de hacer el mal o el bien. En 1975,
monseñor Luis Vallejos, obispo de Cusco y prominente
líder de la Teología de la Liberación,
proscribió el culto aduciendo que fomentaba el oscurantismo. La
imagen fue trasladada a un escondite cerca del pueblo de Huayllabamba
(al sur de Machu Picchu) donde se le siguió venerando de forma
clandestina. El accidente automovilístico en que perdió
la vida monseñor Vallejos, en 1982, fue visto como una venganza
divina, por parte de sus devotos y el Niño Compadrito
ganó miles de nuevos adeptos, incluso entre la gente ilustrada.
Según Takahiro Kato, un antropólogo mexicano
de ascendencia japonesa, el culto al Niño Compadrito se remonta
a la época del Virreinato, cuando los españoles dominaban
el antiguo imperio de los incas. La fusión de las creencias
autóctonas con la fe de los conquistadores dio origen a decenas
de deidades menores, como El Tío, patrono de los mineros, o
Sarita Colonia, protectora de las prostitutas y los homosexuales. La
Iglesia católica no acepta su culto.
Este culto se trata una, vez más, de
idolatría y de veneración a lo desconocido. Los
católicos del Perú, deben estar alertas para no dejarse
engañar. Un verdadero Santo nunca hace mal a nadie y su vida es
un testimonio cristiano y ejemplo para todos nosotros. El Niño
Compadrito, según algunos expertos, se trata del cráneo
de un simio.