BEATO NICOLÁS ROLAND
27 de abril
1678 d.C.



   Nació en Reims en el seno de una rica familia de mercaderes, que lo educaron cristianamente y se lo encomendaron a los jesuitas para su formación literaria y religiosa. Estudió en París Teología y Filosofía. Era diácono cuando obtuvo una canonjía -la de teólogo- en la catedral de Reims. Fue ordenado sacerdote y se dedicó por entero al apostolado y a la caridad. Llevó una vida mortificada y penitente que fue el mejor aval para sus sermones que reclamaban una reforma de vida en consonancia con el Evangelio; también se dedicó al confesionario y a director espiritual. Entre las muchas personas que se acercaron a él buscando la perfección estaba el joven san Juan Bautista de la Salle, al que dirigió espiritualmente, animándolo a que se ordenara sacerdote.

   El abate Roland peregrinó a un santuario donde tuvo la revelación, de que tenía que ocuparse de la niñez para educarla en la piedad y las buenas costumbres, e hizo entonces el voto de dedicarse a este ministerio según el Señor le indicara. Consciente de la necesidad de evangelización permanente, consiguió que un numeroso grupo de párrocos rurales aceptaran la llegada de un equipo de misioneros que predicaran unos días con intensidad la palabra de Dios.

   Le llamaron de Ruán para que predicara la cuaresma, y allí se encontró con el padre beato Nicolás Barré, religioso mínimo, que dirigía una escuela para niñas del pueblo, y que para ello había fundado la Congregación de la Providencia. Nicolás se propuso crear una fundación igual en Reims. Igualmente se quedó impresionado de la obra que llevaba el párroco de San Amando, que reunía en su casa a aspirantes al sacerdocio en una especie de seminario privado y los preparaba en la vida espiritual y sacerdotal.

   Vuelto a Reims transformó su propia casa en un centro de aspirantes al sacerdocio; también abrió una escuela de niñas, pidiéndole al padre beato Nicolás Barré un grupo de religiosas. Esta escuela se instaló en un orfanato fundado por una señora, institución en pleno declive. Continuó en el orfanato pero se añadió la escuela externa de niñas. Esta comunidad sería el germen de la futura Congregación de las Hermanas del Niño Jesús. Le pidió a san Juan Bautista de la Salle, entonces diácono, que trabajase con él en la dirección de la obra. Para llevarla adelante tuvo que superar muchas dificultades, pero su paciencia, caridad y capacidad de trabajo hicieron que siguiera adelante. No viviría lo suficiente para verla consolidada; pero gracias a San Juan Bautista y al padre Barré, se consiguió que fuera aprobada la nueva Congregación. Murió en Reims con 35 años. Fue beatificado por Juan Pablo II el 16 de octubre de 1994.

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(Parroquia San Martín de Porres)