Nació en Giovenazzo (Bari) en el seno de una noble familia. En su
joventud oyó predicar a santo Domingo de Guzmán en Bolonia
e ingresó entre los dominicos; fundó conventos de su Orden en
Perugia (1233) y Trani (1254); fue elegido superior de la provincia romana
en el 1230 y, de nuevo en 1255. A él se debe la preparación
de unas “Concordancias bíblicas”.
En la «Vitae Fratrum» de Gerard de Frachet
se le describe como «hombre prudente y santo, bien versado en ciencia
sagrada», y se cuentan dos o tres anécdotas acerca de él
que sugieren que con frecuencia tenía visiones y otras comunicaciones
celestiales. Murió en Perugia y su cuerpo está sepultado en
la iglesia de Santo Domingo, y por el hecho de que allí siempre se
habían honrado sus restos, como a los de un santo, se confirmó
su culto en 1828 por León XII.