BEATO NICOLÁS GONZALEZ FERRER
1936 d.C.
30 de agosto
La ciudad de Vera acogió
su nacimiento y su bautismo, así como su crianza en la casa de su
padre que ejercía de veterinario. Por su vocación, ingresó
en el Seminario de Almería y fue ordenado presbítero en el
Santuario de la Santísima Virgen del Mar el doce de junio de 1897.
Recibió su primera misión pastoral como capellán
del Hospital de Vera en 1898, siendo coadjutor de su parroquia natal en 1905
y ecónomo de Purchena en 1907. En 1916 fue Cura Ecónomo de
Arboleas y, desde 1918, Cura Regente de Cantoria. Por una década,
desde 1922 a 1931, fue Cura Encargado de Lubrín.
Retornado a su ciudad natal desde 1931 como Coadjutor. Su sobrina
nieta lo recordaba así: «Tenía gran celo apostólico.
Ayudaba al maestro Pedro a dar clases a los niños y jóvenes
del pueblo. No era hombre vicioso, era un sacerdote respetuoso con la gente
y al mismo tiempo querido y respetado por todos. No le he oído a nadie
decir algo desagradable de él. Vivía con una hermana, que era
también una persona profundamente religiosa. Era un hombre de gran
fe, fiel al rezo del Breviario. Él manifestaba siempre su amor a Dios
y respeto a su santo nombre. Cuidaba mucho su tiempo del confesionario para
atender a los fieles en el sacramento de la penitencia.»
El veinticinco de julio de 1936 celebró, con grave peligro,
la Santa Misa en la solemnidad del Patrono de España. Durante su detención,
el seis de agosto, «Su hermana intentó defenderlo para que no
se lo llevaran y alguno del piquete le golpeó con la culata de la
escopeta en la cabeza, la tiraron al suelo, dejándola medio loca,
y así se mantuvo hasta que murió.»
Sufrió prisión en Almería junto a los
beatos Obispos Ventaja y Medina Olmos. Seleccionado para ser martirizado
junto con ellos, durante el trayecto hacia el barranco del Chisme, el beato
don Diego Ventaja Milán le pidió: «Padre, usted que es
el mayor ¿quiere darnos la absolución?» Contaba sesenta
y cuatro años de edad al entregar su vida por Cristo.