BEATO NICOLÁS
ALBERGATI
10 de mayo
1433 d.C.
Era natural
de Bolonia y pertenecía a la potente familia de los Albergati.
Después de estudiar jurisprudencia decidió hacerse
cartujo en su ciudad (1418); fue prior del monasterio de Casara.
Trabajó por conseguir la unidad de toda la orden en tiempos del
cisma de occidente. En 1427, fue nombrado contra su voluntad obispo de
Bolonia. Fue siempre justo y caritativo. Visitó la
diócesis y reformó las costumbres del clero y pueblo; se
preocupó de manera especial de la formación del clero y
contribuyó a la renovación de las órdenes
religiosas, y de la catequesis popular. Conservó durante toda su
vida la austeridad monástica. Vivía en una modesta casita
e iba, con frecuencia, a visitar a los pobres. El papa Martín V
y sus sucesores en la Cátedra de San Pedro le confiaron varias
misiones diplomáticas de importancia, que el beato
desempeñó con gran éxito.
El Papa Martín V le creó cardenal de la
Santa Cruz de Jerusalén y el papa Eugenio IV, le quiso siempre
al lado suyo, nombrándole su limosnero e impidiéndole
volver a Bolonia, por lo mucho que lo necesitaba. Secretario de Tommaso
Parentuccelli (después Nicolás V). Se le llamó
para que hiciera de mediador entre el emperador y el Papado, entre
éste y el rey de Francia, y tuvo un papel importante en los
concilios de Basilea y de Ferrara-Florencia, éste último
lo presidió; fue un generoso protector de los intelectuales. El
éxito con que ejerció sus funciones le mereció el
título de «el ángel pacificador».
Murió en Siena de un cólico de riñón
durante una visita a un convento de los agustinos, de los que era
protector. Aunque era inaudito que un papa acudiese a las exequias de
un cardenal, Eugenio IV asistió al entierro del purpurado
Albergati en Bolonia. El beato escribió varios libros. El
Papa Benedicto XIV confirmó su culto el 25 de septiembre de
1744. Patrón de Bolonia.