MILAGRO
EUCARÍSTICO DE SAN LORENZO DE MUNT
El 7 de mayo de un año de mediados del siglo XV, el
sacristán del Monasterio Benedictino de San Lorenzo de Munt
(Barcelona) preparaba por la noche los ornamentos para la Misa del
día siguiente. Sin darse cuenta, dejó una vela encendida
dentro del armario.
Cuando fueron los monjes a la iglesia por la
mañana, encontraron el armario totalmente quemado. La cruz de
bronce y los cálices de plata que había en él
habían quedado fundidos por el fuego.
Removiendo las cenizas, encontraron la caja de plata en la que
conservaban tres Hostias consagradas. Tras enfriarla con agua, lograron
abrirla, encontrando totalmente quemados los corporales. Sin embargo,
las tres Formas estaban intactas.
Se construyó una capilla, en la que conservaban las
Hostias en una urna de cristal. El Papa, enterado del caso por el
Rey Alfonso V de Aragón, escribió al Arzobispo de
Tarragona y al Abad del Monasterio, invitándoles a propagar el
hecho, para que “los devotos se confirmen en su devoción, y los
que no lo son, sean excitados sinceramente a la devoción y a la
firmeza de la fe”.