MILAGRO
EUCARÍSTICO DE MORROVALLE
En Morrovalle, en la noche entre el 16 y
el 17 de abril de 1560, durante la octava de Pascua, el hermano laico
Ángelo Blasi se despertó de un sobresalto alrededor de
las dos de la mañana a causa de un violento ruido de
chisporroteos. Mirando por la ventana de su celda vio que la iglesia
estaba completamente envuelta en llamas. Habiendo advertido a los otros
frailes, pudieron dominar el fuego luego de siete horas.
En los siguientes días de sucedido el incidente se
inició a remover la inmensa cantidad de escombros. Cuán
grande fue la sorpresa cuando el 27 de abril, el Padre Bautista de
Ascoli, removiendo un pedazo de mármol del altar mayor,
descubrió que en una cavidad del muro estaba la píxide
con el corporal un poco quemado, y dentro de ella estaba intacta e
íntegra la Hostia grande consagrada. El Padre Bautista
anunció a gran voz el Milagro.
Muchas personas corrieron al lugar para admirar el
Prodigio. Por tres días consecutivos el Santísimo
Sacramento estuvo expuesto para la adoración de los fieles.
Cuando finalmente llegó el Padre provincial, Evangelista da
Morró d’Alba, la Hostia milagrosa fue depuesta en una cajita de
marfil.
El entonces Obispo de Bertinoro, Mons. Ludovico di
Forlì, fue enviado inmediatamente por el Papa Pío IV a
Morrovalle con el fin de indagar la autenticidad de los hechos. El Papa
Pío IV, habiendo recibido el informe del Obispo, juzgó
que el hecho era superior a toda causa natural y, por tanto,
autorizó el culto con la Bula Sacrosanta Romana Ecclesia (1560)
Según las disposiciones contenidas en la Bula pontificia, los
días del aniversario del incendio y del hallazgo de la
santísima Hostia (17 y 27 de abril) serían días de
fiesta, llamados "de los dos Perdones". La iglesia fue ampliada a causa
de la gran multitud de fieles que acudían a las celebraciones.
Actualmente la fiesta, en sus dos fechas, es festejada con
la exposición del Santísimo Sacramento de la
píxide hallada, puestos ambos sobre el altar mayor.
Además, se concede los Perdones, es decir, las dos indulgencias
plenarias que pueden ser lucradas en la iglesia de San
Bartolomé. Hasta el año 1600, la Hostia milagrosa se
conservó intacta, pero a causa de las vicisitudes
históricas, se perdió todo rastro de la Hostia milagrosa.
Hoy permanece sólo la píxide, junto con su tapa, que
permanecieron intactas luego del incendio.