MILAGRO
EUCARÍSTICO DE MOGORO
1606
En Mogoro, Cerdeña, el lunes de Pascua del
año 1604, don Salvador Spiga, párroco de la iglesia de
San Bernardino, estaba celebrando la Misa. Luego de la
consagración comenzó adistribuir la Comunión a los
fieles. En ese momento se acercaron dos hombres, conocidos por todos a
causa de la vida disoluta que llevaban. Cuando el párroco les
dio la Comunión, ambos la escupieron inmediatamente sobre la
piedra del balaústre. Explicaron lo sucedido diciendo que las
Hostias hervían como carbones encendidos y que les había
quemado la lengua. Luego, sintiendo remordimiento por no haberse
confesado antes, escaparon. Don Salvador hizo que se recogieran las
sagradas Hostias y vio que en la piedra habían quedado como
esculpidas las huellas de las dos Partículas. Ordenó que
se lavase cuidadosamente la piedra, esperando que las huellas fuesen
canceladas. Pero todo intento resultaba inútil. Numerosos
historiadores, entre ellos el sacerdote Pedro Cossu y el Padre Casu,
describen las pruebas de veracidad realizadas por el Obispo,
Monseñor Antonio Surredo, y por sus sucesores.
Entre los documentos más importantes que confirman
el Milagro, tenemos el acto público depuesto por el Notario
Pedro Antonio Escano, el 25 de mayo de 1686, con el que el Rector de
Mogoro estipuló un contrato para la construcción de una
pequeña urna de leño dorado en la parte superior del
altar mayor y, en cuya base, debería contener una cavidad para
acoger la "piedra del milagro". Esta debía ser conservada dentro
de una caja decorosa y colocada en modo que sea vista por los fieles.
La piedra presenta aún hoy las huellas circulares de las dos
Hostias.